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Testimonios para la Iglesia, Tomo 6

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    Oración y consejo

    Quienes trabajan en congresos campestres, deben congregarse a menudo para orar y recibir consejo para desempeñarse inteligentemente. Hay muchos asuntos que requieren atención en estas reuniones. Los pastores debieran dedicar tiempo cada día para reunirse a fin de orar y consultarse mutuamente. Debéis saber que todo necesita avanzar sin tropiezo, “que debéis manteneros de pie—como se me instruyó—marchando hombro a hombro hacia delante, sin desviaros”. Cuando la obra se lleva a cabo en esta forma, hay unidad de propósito y armonía en la actuación. Este será un medio maravilloso de atraer la bendición de Dios sobre el pueblo.6TPI 57.1

    Antes de predicar un sermón, los pastores deben dedicar tiempo para acudir a Dios en busca de sabiduría y poder. En los comienzos de nuestra iglesia, los pastores se reunían con frecuencia y oraban juntos sin cesar hasta que el Espíritu de Dios contestaba sus oraciones. Luego regresaban con los rostros resplandecientes; y cuando hablaban a la congregación, sus palabras eran poderosas. Impresionaban el corazón de los asistentes porque el mismo Espíritu que los había bendecido, preparaba los corazones para que recibieran su mensaje. Los seres celestiales están realizando mucho más de lo que nos damos cuenta para preparar el camino con el fin de facilitar la conversión de la gente. Debemos trabajar en armonía con los mensajeros celestiales. Necesitamos más de Dios; no debemos suponer que nuestras palabras y sermones bastan para realizar la obra. A menos que alcancemos a la gente a través de Dios, nunca lo lograremos. Debemos depender totalmente de Dios, implorando el cumplimiento de su promesa: “No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos”. Zacarías 4:6.6TPI 57.2

    Cuando los obreros a quienes Dios ha confiado responsabilidades como dirigentes sientan temor y temblor delante de él por causa de la responsabilidad del trabajo, cuando sientan su propia indignidad y busquen al Señor con humildad, cuando se purifiquen de todo lo que a él le desagrada, cuando clamen ante él hasta estar seguros de haber obtenido perdón y paz, entonces Dios se manifestará por medio de ellos. Entonces la obra avanzará con poder.6TPI 58.1

    Compañeros de labor, debemos procurar que Jesús, el inestimable Jesús, more en nuestros corazones con mayor plenitud, si queremos tener éxito al presentarlo a la gente. Tenemos una gran necesidad de la influencia celestial, del Espíritu Santo de Dios para dar poder y eficiencia a nuestra obra. Necesitamos abrir nuestro corazón a Cristo. Tenemos necesidad de una fe más sólida y una devoción más ferviente. Necesitamos morir al yo y abrigar en nuestras mentes y corazones un amor reverente por nuestro Salvador. Cuando busquemos al Señor de todo corazón, lo hallaremos y nuestros corazones arderán con su amor. El yo se volverá insignificante y Jesús será todo y una totaliad para el alma.6TPI 58.2

    Cristo nos concede el agua de la vida a los que estamos sedientos, para que la bebamos gratuitamente; cuando lo hacemos, tenemos a Cristo dentro de nosotros como una fuente de agua que brota para vida eterna. Entonces nuestras palabras rebosarán de frescura. Entonces estaremos preparados para dar de beber a otros.6TPI 58.3

    Debemos acercarnos a Dios y colaborar con él. Si no lo hacemos se notarán debilidad y desaciertos en todo lo que emprendamos. Si se nos permitiera administrar los intereses de la causa de Dios guiándonos por nuestras intuiciones, no tendríamos ninguna razón para contar con mucho; pero si nuestro yo se ocultara en Cristo, entonces Dios sería el fundamento de toda nuestra obra. Tengamos fe en Dios a cada paso. Mientras nos percatamos de nuestras propias debilidades, no seamos faltos de fe, sino creamos en él.6TPI 58.4

    Si creemos lo que Dios dice, veremos su salvación. El evangelio que presentamos a las almas que perecen debe ser el mismo que salve nuestras propias almas. Debemos recibir la Palabra de Dios. Debemos comer la Palabra, vivir la Palabra; es la carne y la sangre del Hijo de Dios. Debemos comer su carne y beber su sangre: recibir por fe sus atributos espirituales.6TPI 59.1

    Debemos recibir luz y bendición, para tener algo que impartir. Es el privilegio de cada obrero hablar primero con Dios en un lugar de oración privado, y luego hablar con la gente como portavoces de Dios. Los hombres y las mujeres que comulgan con Dios, en cuyos corazones habita Cristo, convierten en sagrada la misma atmósfera, porque están cooperando con ángeles santos. Tales testigos son los que se necesitan para esta hora. Necesitamos el poder enternecedor de Dios, el poder de atraer a la gente a Cristo.6TPI 59.2

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