El mensaje del tercer ángel en nuestras escuelas
En el libro de Apocalipsis leemos acerca de una obra especial que Dios quiere que su pueblo haga en estos últimos días. Él nos ha revelado su ley y nos ha mostrado la verdad para este tiempo. Esa verdad se despliega constantemente, y Dios quiere que seamos entendidos en ella para que podamos distinguir entre lo correcto y lo erróneo, entre la justicia y la injusticia.6TPI 132.3
El mensaje del tercer ángel, la gran verdad probatoria para este tiempo, ha de enseñarse en nuestras instituciones. Es designio de Dios que por intermedio de ellas se dé esta amonestación especial, y rayos brillantes de luz resplandecerán sobre el mundo. El tiempo es corto. Los peligros de los últimos días están muy cerca y debemos velar y orar, estudiar y dar oído a las lecciones presentadas en los libros de Daniel y Apocalipsis.6TPI 133.1
Cuando Juan fue desterrado a la isla de Patmos, dejando aquellos que él amaba, Cristo sabía dónde encontrar a su fiel testigo. Juan dijo: “Yo Juan, vuestro hermano, y copartícipe vuestro en la tribulación, en el reino y en la paciencia de Jesucristo, estaba en la isla llamada Patmos, por causa de Palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo. Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta”. El día del Señor es el séptimo día, el sábado de la creación. En el día que Dios santificó y bendijo, Cristo declaró “por su ángel a su siervo Juan”, cosas que deben suceder antes del cierre de la historia de este mundo, y él quiere decir que debemos llegar a ser entendidos respecto a ellas. No es en vano que él declara: “Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ellas escritas; porque el tiempo está cerca”. Apocalipsis 1:9, 10:1-3. Esta es la educación que debe darse pacientemente. Que nuestras lecciones sean apropiadas para los días en que vivimos, y que nuestra instrucción religiosa sea dada de acuerdo con el mensaje que Dios envía.6TPI 133.2
Tendremos que comparecer ante magistrados para dar razón de nuestra lealtad a la ley de Dios, para dar a conocer los motivos de nuestra fe; y los jóvenes debieran entender estas cosas. Debieran estar al tanto de las cosas que acontecerán antes del fin de la historia del mundo. Estas cosas tienen que ver con nuestro bienestar eterno, y los maestros y alumnos deben prestarles más atención. Por voz y pluma debe impartirse el conocimiento que será alimento a tiempo, no sólo para los jóvenes, sino también para los de edad adulta.6TPI 133.3
Estamos viviendo en las escenas finales de estos tiempos peligrosos. El Señor anticipó la incredulidad que ahora prevalece respecto a su venida; y vez tras vez ha advertido en su Palabra que ese evento será inesperado. El gran día vendrá como lazo “sobre todos los que habitan sobre la faz de toda la tierra”. Lucas 21:35. Pero hay dos clases de personas. A una de ellas el apóstol le dice estas palabras animadoras: “Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón”. 1 Tesalonicenses 5:4. Algunos estarán preparados cuando el esposo llegue, y entrarán con él a la boda. ¡Cuán precioso es este pensamiento para los que están esperando y velando por su venida! Cristo “amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha”. Efesios 5:25-27. Aquellos a quienes Dios ama gozan de este favor porque poseen un carácter hermoso.6TPI 134.1
La importante y grandiosa obra de preparar un pueblo que posea el carácter de Cristo y que pueda estar de pie en el día del Señor, ha de llevarse a efecto. Mientras navegamos en la corriente del mundo, no tenemos necesidad de vela ni de remo. En realidad, es al volvernos decididamente contra la corriente cuando empieza nuestro trabajo. Satanás introducirá toda clase de teorías para pervertir la verdad. La obra avanzará con dificultad; pues, desde la caída de Adán el mundo ha tenido por costumbre pecar. Pero Cristo está en el campo de acción. El Espíritu Santo está trabajando. Agentes divinos se unen con los humanos para rehacer el carácter de acuerdo al modelo perfecto, y al hombre le toca acabar aquello en lo cual Dios ha trabajado. Como pueblo, ¿haremos esta obra que Dios nos ha encomendado? ¿Consideraremos cuidadosamente toda la luz que se ha dado, manteniendo siempre delante de nosotros el objetivo principal de preparar discípulos para el reino de Dios? Si por fe avanzamos paso a paso en el camino correcto, siguiendo al gran Líder, la luz resplandecerá a lo largo de nuestro sendero; y se presentarán circunstancias para quitar del medio las dificultades. La aprobación de Dios dará esperanza, y ángeles ministradores cooperarán con nosotros, trayendo luz, gracia, ánimo y alegría.6TPI 134.2
Por lo tanto, no se pierda más tiempo en explayarse en las muchas cosas que no son esenciales y que no guardan ninguna relación con las necesidades presentes del pueblo de Dios. No se pierda más tiempo en enaltecer a los hombres que no conocen la verdad, “porque el tiempo está cerca”. Apocalipsis 1:3. No hay ahora tiempo para llenar la mente con teorías de lo que comúnmente se llama “educación superior”. El tiempo consagrado a aquello que no tiende a moldear el alma a la semejanza de Cristo, es tiempo perdido para la eternidad. No podemos permitir esto, por cuanto cada momento rebosa de intereses eternos. ¿Hemos de permitir ahora, cuando la gran obra de juzgar a los vivos está por empezar, que ambiciones no santificadas se posesionen del corazón y nos induzcan a descuidar la educación requerida para hacer frente a las exigencias de este tiempo de peligro?6TPI 135.1
En cada caso habrá que efectuar la gran decisión de si hemos de recibir la marca de la bestia o su imagen, o el sello del Dios vivo. Y ahora que nos encontramos en la frontera del mundo eterno, ¿qué puede ser de valor más inmenso para nosotros que ser hallados leales y fieles al Dios del cielo? ¿Qué hay de mayor estima que su verdad y su ley? ¿Qué educación puede darse a los alumnos en nuestras escuelas que sea tan necesaria como un conocimiento de lo “que dicen las Escrituras”?6TPI 135.2
Sabemos que hay escuelas que dan oportunidades para instruirse en las ciencias; pero queremos algo más que esto. La ciencia de la verdadera educación es la verdad, la cual ha de quedar grabada tan profundamente en el alma que no pueda ser borrada por el error que abunda por doquiera. El mensaje del tercer ángel es verdad, luz y poder, y presentarlo de manera que produzca las debidas impresiones en el corazón debe ser obra de nuestras escuelas, tanto como de nuestras iglesias, del maestro como del ministro. Los que aceptan puestos de educadores deben estimar cada vez más la voluntad revelada de Dios, tal como la presentan clara y notablemente Daniel y el Apocalipsis.6TPI 135.3