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Testimonios para la Iglesia, Tomo 7

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    El peligro de las malas lecturas

    Cuando me doy cuenta de los peligros que hacen correr a la juventud las malas lecturas, no puedo menos que insistir en las advertencias que me han sido dadas acerca de este gran azote.7TPI 194.1

    Los males que amenazan a los obreros cuando tienen que manejar impresos de carácter dudoso no son comprendidos suficientemente. La atención de los empleados es atraída y su interés despertado por los temas que pasan bajo sus ojos; hay frases que se imprimen en la memoria; les son sugeridos pensamientos. Casi inconscientemente el lector siente la influencia del escritor; su espíritu y carácter reciben una impresión maléfica de la lectura impropia. Hay quienes tienen poca fe y poco dominio propio, y les es difícil desterrar los pensamientos que les sugieren tales escritos.7TPI 194.2

    Antes de aceptar la verdad presente, algunos tenían la costumbre de leer novelas. Al relacionarse con la iglesia, hicieron un esfuerzo para vencer esta costumbre. Colocar delante de estos nuevos miembros de la iglesia lecturas parecidas a las que abandonaron es como ofrecer un vaso de alcohol a un esclavo de la bebida. Al ceder a las tentaciones que se les presentan constantemente, no tardan en perder el gusto por las buenas lecturas; no tienen ya interés en el estudio de la Biblia; su fuerza moral se debilita; el pecado les parece cada vez menos repugnante. Manifiestan una infidelidad creciente y un desagrado siempre mayor por los deberes prácticos de la vida. A medida que la mente se pervierte, se vuelve más dispuesta a leer lo sentimental. Así queda abierta la puerta del alma para que Satanás entre y pueda dominarla por completo.7TPI 194.3

    Otras obras, que no son tan corruptas, deben, sin embargo, evitarse también si engendran desagrado por el estudio de la Biblia. La Palabra de Dios es el verdadero maná. Repriman todos el deseo de leer lo que no es alimento real para el espíritu. No podemos trabajar en la obra de Dios con una percepción clara de nuestros deberes, mientras nuestro espíritu esté ocupado por esta clase de lecturas. Los que sirven a Dios no debieran gastar tiempo ni dinero en lecturas livianas. ¿Qué es la paja comparada con el grano?7TPI 194.4

    No tenemos tiempo para las diversiones frívolas ni para satisfacer nuestras tendencias egoístas. Es tiempo de que nos ocupemos en cosas y pensamientos serios. No podemos contemplar el sacrificio y la abnegación del Redentor del mundo, y seguir hallando placer en las cosas livianas, en las bromas e insensateces. Necesitamos grandemente una experiencia práctica de la vida cristiana. Necesitamos formar nuestro espíritu teniendo en vista la obra de Dios. Nuestra experiencia religiosa queda determinada en gran medida por el carácter de los libros que leemos en nuestros momentos libres.7TPI 195.1

    Si amamos las Escrituras, si las escudriñamos cada vez que tengamos ocasión de hacerlo, para enriquecernos con los tesoros que contiene, podemos tener la seguridad de que Jesús nos atraerá hacia él.7TPI 195.2

    “Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo. Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad”. Colosenses 2:8-10.7TPI 195.3

    No podemos ser completos en Cristo si estamos dispuestos a recibir las cosas que provienen de los hombres llamados grandes, y poner su sabiduría por encima de la del mayor ‘Maestro que el mundo haya conocido jamás. Buscar conocimientos en tales fuentes, es querer beber en una cisterna resquebrajada que no puede retener el agua.7TPI 195.4

    Sea la verdad de Dios el objeto de nuestra contemplación y meditación. Leamos la Biblia y considerémosla como la voz de Dios que nos habla directamente. Hallaremos entonces una inspiración y una sabiduría que provienen de Dios. 7TPI 195.5

    *****

    La adquisición de un gran número de libros de estudio interpone demasiado a menudo entre Dios y el hombre un montón de conocimientos que debilitan la mente y la hacen incapaz de asimilar lo que ya recibió. La mente se torna dispéptica y llega a desecharlo todo. El hombre necesita mucha sabiduría para aprender a elegir entre tantos autores y la Palabra de vida, para poder comer la carne y beber la sangre del Hijo de Dios.7TPI 195.6

    Hermanos míos evitad los arroyos de la llanura, y aplacad vuestra sed en las aguas puras del Líbano. No podéis andar en la luz de Dios, si recargáis vuestra mente con una cantidad de ideas que no puede digerir. Es tiempo de que decidamos recibir la ayuda del cielo, y que permitamos a nuestros pensamientos que reciban la impresión de la Palabra de Dios. Cerremos la puerta a tanta lectura. Oremos más y comamos las palabras de vida. A menos que la gracia haga una obra más profunda en nuestra mente y nuestro corazón, no podremos ver el rostro de Dios.7TPI 196.1

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