Loading...
Larger font
Smaller font
Copy
Print
Contents

Testimonios para la Iglesia, Tomo 3

 - Contents
  • Results
  • Related
  • Featured
No results found for: "".
  • Weighted Relevancy
  • Content Sequence
  • Relevancy
  • Earliest First
  • Latest First
    Larger font
    Smaller font
    Copy
    Print
    Contents

    Benevolencia sistemática

    Si todos aquellos a quienes Dios ha prosperado con riquezas de la tierra cumplieran fielmente el plan divino dando una décima parte de todos sus ingresos, y si no retuviesen sus ofrendas por el pecado y sus ofrendas de agradecimiento, la tesorería constantemente volvería a llenarse. La sencillez del plan de benevolencia sistemática no le resta méritos, sino que exalta la sabiduría de Dios en su arreglo. Todo lo que lleva el sello divino une la sencillez con la utilidad. Si la benevolencia sistemática se adoptara universalmente de acuerdo con el plan de Dios, y si los ricos practicaran el sistema del diezmo tan fielmente como lo hacen las clases más pobres, no habría necesidad de apelaciones reiteradas y urgentes solicitando recursos en nuestras grandes asambleas religiosas. Ha habido un descuido en las iglesias de mantener el plan de benevolencia sistemática, y el resultado ha sido una tesorería empobrecida y una iglesia apóstata.3TPI 449.1

    “¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas. Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado. Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos. Y todas las naciones os dirán bienaventurados; porque seréis tierra deseable, dice Jehová de los ejércitos”. Malaquías 3:8-12.3TPI 449.2

    A Dios se le han robado diezmos y ofrendas. Es algo terrible ser culpable de retener recursos de la tesorería o de robar a Dios. Los ministros que predican la palabra en nuestras grandes asambleas sienten que es un pecado no dar a Dios las cosas que son suyas. Saben que Dios no bendecirá a su pueblo mientras esté descuidando su plan de benevolencia. Procuran que el pueblo tome conciencia de su deber mediante mensajes directos, prácticos, mostrando el peligro y la pecaminosidad del egoísmo y la codicia. La convicción se apodera de sus mentes y la helada frigidez del egoísmo es rota. Y cuando se hace el pedido de donaciones para la causa de Dios, algunos, bajo la influencia conmovedora de las reuniones, se sienten incitados a dar cuando en otras circunstancias no darían nada. En lo que se refiere a este grupo, se han logrado buenos resultados. Pero ante pedidos insistentes muchos cuyos corazones no se han congelado con el egoísmo se sienten tocados en lo más profundo. En forma deliberada y continua han dado de sus recursos para promover la causa de Dios. Todo su ser se siente conmovido con las apelaciones hechas, y responden los mismos que ya pueden haber dado todo lo que las circunstancias en su vida les permiten.3TPI 449.3

    Pero estos creyentes liberales, sinceros, impulsados por un amor ardiente por la causa y un deseo de actuar prontamente, se consideran capaces de hacer más de lo que Dios les requiere que hagan, por lo que su utilidad se resiente en otras áreas. Estas personas voluntarias a veces prometen reunir dinero cuando no saben de qué fuente vendrá, y algunos se colocan en circunstancias embarazosas para cumplir sus promesas. Algunos se ven obligados a vender sus productos en forma muy desventajosa, y otros realmente han sufrido en lo que se refiere a las comodidades y necesidades de la vida a fin de hacer frente a sus promesas.3TPI 450.1

    Hubo un tiempo al comienzo de nuestra obra cuando dichos sacrificios se habrían justificado, cuando Dios habría bendecido a todos los que de ese modo corrieran riesgos por su causa. Los amigos de la verdad eran pocos y sus medios muy limitados. Pero la obra se ha ampliado y fortalecido hasta el punto de que hay suficientes medios en las manos de los creyentes como para sostener ampliamente la obra en todos sus departamentos sin poner en aprietos económicos a nadie, si todos se hacen cargo de su parte proporcional. La causa de Dios no necesita debilitarse en una mínima medida. Se ha hecho tan clara la preciosa verdad que muchos que la han aceptado tienen en sus manos medios que Dios les ha confiado para que los usen en la promoción de los intereses de la verdad. Si estos hombres de recursos cumplen su deber, no necesita ponerse presión sobre los hermanos más pobres.3TPI 450.2

    Estamos en un mundo de abundancia. Si los dones y ofrendas fueran en proporción a los medios que cada uno ha recibido de Dios, no habría necesidad de urgentes pedidos de recursos en nuestras grandes asambleas. Estoy plenamente convencida de que no es el mejor plan insistir en la cuestión de los recursos materiales en nuestras reuniones campestres. Hombres y mujeres que aman la causa de Dios como a sus propias vidas harán promesas en esas ocasiones, cuando sus familias deben sufrir por los mismos medios que ellos han prometido dar para promover la causa. Nuestro Dios no es un supervisor exigente y no le pide a un hombre pobre que dé a la causa recursos que pertenecen a su familia y que debieran usarse para vivir cómodamente y por encima de las necesidades apremiantes.3TPI 451.1

    Los pedidos de recursos materiales en nuestros grandes campestres han sido acompañados hasta ahora de resultados aparentemente buenos en lo que a los ricos se refiere. Pero tenemos temor del resultado de un esfuerzo continuo por reabastecer de ese modo la tesorería. Tememos que habrá una reacción. Debiera realizarse un esfuerzo mayor de parte de hombres responsables para que todos sigan el plan dispuesto por Dios. Si se práctica la benevolencia sistemática, en los campestres no serán necesarios los pedidos urgentes de recursos para diversas empresas.3TPI 451.2

    Dios ha ideado un plan por el cual todos pueden dar según él los ha prosperado, y que hará un hábito de la práctica de dar, sin esperar pedidos especiales. Aquellos que pueden hacer esto, pero que no lo hacen debido a su egoísmo, están robando a su Creador, quien les ha concedido medios para invertir en su causa a fin de promover sus intereses. Mientras haya quienes no practiquen el plan de la benevolencia sistemática, no se estará a la altura de la norma apostólica. Aquellos que ministran en palabra y doctrina debieran ser hombres de criterio. Cuando hacen apelaciones generales, debieran estar informados acerca de la capacidad de los que responden a sus pedidos, y no permitir que los pobres hagan grandes promesas. Después que un hombre ha consagrado cierta suma al Señor, siente que es sagrada, que está dedicada a un uso santo. Esto es cierto, y por lo tanto nuestros hermanos que predican debieran estar bien informados de quiénes aceptan promesas.3TPI 451.3

    Cada miembro de las diferentes familias en nuestras iglesias, que cree en la verdad, puede desempeñar una parte en su progreso adoptando alegremente la benevolencia sistemática. “Cada uno de vosotros ponga aparte algo [por sí mismo en la casa]... para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas”. 1 Corintios 16:2. No se planeó que los ministros de Dios, como parte de su trabajo, tuvieran la responsabilidad de instar a las personas a dar de sus medios. La responsabilidad debiera descansar sobre cada individuo que disfruta de creer la verdad. “Cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado”. Cada miembro de la familia, desde el mayor hasta el menor, puede participar en esta obra de benevolencia.3TPI 452.1

    Las ofrendas de los niñitos pueden ser aceptables y agradables a Dios. Según el espíritu que motiva los dones será el valor de la ofrenda. Los pobres, al seguir la norma del apóstol y colocar una pequeña suma cada semana, ayudan a acrecentar la tesorería, y sus dones son enteramente aceptables a Dios, porque ellos hacen sacrificios tan grandes o aún mayores que sus hermanos más ricos. El plan de benevolencia sistemática demostrará ser una salvaguardia para toda familia contra la tentación de gastar recursos en cosas innecesarias, y especialmente será una bendición para los ricos protegiéndolos de caer en extravagancias.3TPI 452.2

    Cada semana las demandas de Dios a cada familia son recordadas por cada uno de sus miembros al cumplir plenamente con el plan; y al negarse ellos algún gasto superfluo a fin de tener recursos para depositar en la tesorería, se graban en el corazón lecciones de valor en materia de abnegación para la gloria de Dios. Una vez por semana cada uno enfrenta cara a cara los hechos de la semana anterior, los ingresos que podría haber tenido si hubiera sido económico y los medios que no tiene debido a la complacencia propia. Su conciencia es presentada, por así decirlo, ante Dios, y lo encomia o lo acusa. Aprende que si quiere retener la paz de su mente y el favor de Dios debe comer y beber y vestir para su gloria.3TPI 452.3

    El dar en forma sistemática y liberal de acuerdo con el plan [divino] mantiene abierto el canal del corazón. Nos colocamos en conexión con Dios, para que él pueda usarnos como canales mediante los cuales sus dones fluyan hacia otros. Los pobres no se quejarán [del plan] de benevolencia sistemática, porque de algún modo les favorece. No son desatendidos ni olvidados, sino que se ven favorecidos al permitirles desempeñar una parte colaborando con Cristo, y recibir la bendición de Dios al igual que los ricos. En el mismo proceso de apartar sumas pequeñas según pueden ahorrarlas, están negando el yo y cultivando la liberalidad de corazón. Se están educando para hacer buenas obras, y están cumpliendo el designio de Dios en el plan de benevolencia sistemática tan efectivamente como lo están haciendo los más ricos que dan de su abundancia.3TPI 453.1

    En los días de los apóstoles, los hombres iban por todas partes predicando la palabra. Se levantaban nuevas iglesias. Su amor y celo por Cristo los conducía a actos de gran abnegación y sacrificio. Muchas de estas iglesias gentiles eran muy pobres, sin embargo el apóstol declara que su profunda pobreza abundaba en riquezas de su liberalidad. Sus dádivas trascendían su capacidad de dar. Los hombres arriesgaban sus vidas y sufrían la pérdida de todas las cosas por causa de la verdad.3TPI 453.2

    El apóstol sugiere el primer día de la semana como un momento apropiado para reexaminar las bendiciones de la Providencia y la prosperidad experimentada, y en el temor de Dios, con verdadera gratitud de corazón por las bendiciones que él ha otorgado, decidir cuánto le será devuelto, de acuerdo con el plan que él mismo ha ideado.3TPI 453.3

    Dios quiere que el ejercicio de la benevolencia sea puramente voluntario, no recurriendo siquiera a apelaciones elocuentes para estimular la generosidad. “Dios ama al dador alegre”. 2 Corintios 9:7. No le agrada tener reabastecida su tesorería con recursos que se han dado en forma forzada. Los corazones leales de su pueblo, al regocijarse en la verdad salvadora para este tiempo, mediante el amor y la gratitud a él por esta preciosa luz, desearán ansiosamente ayudar con sus medios para enviar la verdad a otros. La mejor manera por la cual expresamos nuestro amor a nuestro Redentor es dando ofrendas para traer almas al conocimiento de la verdad. El plan de redención fue enteramente voluntario de parte de nuestro Redentor, y es el propósito de Cristo que toda nuestra benevolencia consista en ofrendas de buena voluntad.3TPI 453.4

    Larger font
    Smaller font
    Copy
    Print
    Contents