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Testimonios para la Iglesia, Tomo 3

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    Pedidos de recursos

    Se me mostró que ha habido resultados desdichados de los urgentes pedidos de recursos que se han hecho en nuestros campestres. Se ha insistido demasiado en este asunto. Muchos hombres de recursos no habrían hecho nada si sus corazones no hubieran sido ablandados y derretidos bajo la influencia de los testimonios que se les presentaron. Pero los pobres han sido afectados profundamente y, en la sinceridad de sus almas, han prometido recursos que habrían deseado dar, pero que eran incapaces de pagar. En muchos casos los pedidos urgentes de recursos han dejado una impresión errónea en algunas mentes. Algunos han pensado que el dinero era el asunto principal de nuestro mensaje. Muchos han ido a sus casas bendecidos porque habían donado para la causa de Dios. Pero hay mejores métodos de levantar recursos, por ofrendas voluntarias, que mediante pedidos urgentes en nuestras grandes asambleas. Si todos siguiéramos el plan de benevolencia sistemática, y si nuestros obreros que distribuyen publicaciones y hacen obra misionera fueran fieles en sus respectivos territorios de la obra, la tesorería estaría bien suplida sin esos urgentes pedidos en nuestras grandes asambleas.3TPI 559.1

    Pero ha habido un gran descuido del deber. Muchos han retenido recursos que Dios reclama como suyos, y al hacerlo han robado a Dios. Sus corazones egoístas no han dado la décima parte de todos sus ingresos, que Dios reclama. Ni tampoco han venido a las reuniones anuales con sus ofrendas voluntarias, sus ofrendas de gratitud, y sus ofrendas por el pecado. Muchos han venido ante el Señor con las manos vacías. “¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas. Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado. Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde”. Malaquías 3:8-10.3TPI 559.2

    Recaerá el pecado sobre nosotros como pueblo si no hacemos los esfuerzos más fervientes para cerciorarnos de quiénes son los que han donado para los diferentes proyectos y que son demasiado pobres como para dar algo. Todo lo que ellos, en la liberalidad de sus almas, han dado les debería ser devuelto con un regalo adicional para aliviar sus necesidades. La recolección de dinero ha sido llevada a extremos. Ha dejado una mala impresión en muchas mentes. Hacer pedidos urgentes no es el mejor plan para reunir fondos. Se ha manifestado una indiferencia para investigar los casos de los pobres y devolverles lo que han dado para que no sufran por las necesidades de la vida. Un descuido de nuestro deber en este respecto, de familiarizarnos con las necesidades de los menesterosos y aliviarlos de sus necesidades apremiantes devolviéndoles recursos que han sido dados para promover la causa de Dios, sería de nuestra parte descuidar a nuestro Salvador en la persona de sus santos.3TPI 560.1

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