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Testimonios para la Iglesia, Tomo 3

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    Ternura y solidaridad en el hogar

    Hay muchos en nuestro mundo que están hambrientos del amor y la comprensión que tendría que dárseles. Muchos hombres aman a sus esposas, pero son demasiado egoístas para manifestarles su amor. Tienen orgullo y una dignidad falsa y no mostrarán su amor mediante palabras y hechos. Hay muchos hombres que nunca saben cuán hambriento está el corazón de la esposa de escuchar palabras de tierno aprecio y afecto. Entierran a sus seres queridos y murmuran contra la providencia de Dios que los ha privado de sus compañeras, cuando, si pudieran mirar en la vida interior de esas compañeras, verían que su propia conducta fue la causa de su muerte prematura. La religión de Cristo nos inducirá a ser amables y corteses y no tan persistentes en nuestras opiniones. Debiéramos morir al yo y estimar a otros como mejores que nosotros mismos.3TPI 579.1

    La Palabra de Dios es nuestra norma, ¡pero cuán lejos de ella se ha apartado su pueblo profeso! Nuestra fe religiosa debe ser no sólo teórica sino práctica. La religión pura y sin mancha no nos permitirá pisotear los derechos de la más pequeña de las criaturas de Dios, mucho menos de los miembros de su cuerpo y los miembros de nuestra propia familia. Dios es amor, y quienquiera que mora en él vive en amor. La influencia del egoísmo mundano, que algunos llevan consigo como una nube, enfriando la misma atmósfera que otros respiran, hace que el alma se enferme y frecuentemente provoca la muerte.3TPI 579.2

    Para usted será una gran prueba cultivar un amor puro, abnegado, y una benevolencia desinteresada. Renunciar a sus opiniones e ideas, desistir de su juicio y seguir el consejo de otros será una gran prueba para usted. Los diversos miembros de su familia tienen ahora sus propias familias. Pero el mismo espíritu que existió en mayor o en menor medida en la casa paterna se encuentra en los hogares de sus hijos y nietos y lo sienten quienes están fuera del círculo de sus familias. Les falta la dulce sencillez, la ternura semejante a la de Cristo y su amor desinteresado. Tienen que esforzarse para vencer estos rasgos egoístas de carácter a fin de ser sarmientos fructíferos de la Vid verdadera. Cristo dijo: “En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto”. Juan 15:8. Necesitan traer a Jesús cerca de ustedes, tenerlo en sus hogares y en sus corazones. No sólo debieran tener un conocimiento de lo que es correcto, sino que debieran practicarlo con motivos correctos, teniendo el único propósito de glorificar a Dios. Usted puede ayudar, si cumple con las condiciones dadas en la Palabra de Dios.3TPI 579.3

    La religión de Cristo es más que hablar. La justicia de Cristo consiste en actos correctos y en buenas obras que proceden de motivos puros y altruistas. La justicia exterior, mientras esté faltando el adorno interior, será en vano. “Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él. Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado”. 1 Juan 1:5-7. Si no tenemos la luz y el amor de Dios no somos sus hijos. Si no recogemos con Cristo, esparcimos. Todos ejercemos una influencia, y esa influencia afecta el destino de otros para su bien presente y futuro o para su pérdida eterna.3TPI 580.1

    Ambos, J y K, carecen de comprensión y amor hacia los que están fuera de sus propias familias. Están en peligro de ver los defectos de otros mientras que en ellos existen males mayores no percibidos. Si estas queridas almas alguna vez han de entrar al cielo, deben morir al yo y obtener una experiencia en el bien hacer. Tienen lecciones que aprender en la escuela de Cristo a fin de perfeccionar caracteres cristianos y mantenerse unidos a Cristo. Dijo Jesús a sus discípulos: “De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos”. Mateo 18:3. Él les explicó lo que quería decirles. No quería que se volvieran como niños en el entendimiento, sino en la malicia. Los niños no manifiestan sentimientos de superioridad y aristocracia. Son sencillos y naturales en su apariencia. Cristo quisiera que sus seguidores cultivasen modales no afectados, que todo su porte pudiera ser humilde y semejante a Cristo. Nos ha asignado el deber de vivir para el bien de otros. Vino de las cortes reales del cielo a este mundo para mostrar cuán gran interés tenía en el hombre, y el precio infinito pagado por la redención del ser humano muestra que las personas son de un valor tan grande que Cristo sacrificó sus riquezas y honor en las cortes reales para levantarlo de la degradación del pecado.3TPI 580.2

    Si la Majestad del cielo pudo hacer tanto para mostrar su amor por el hombre, ¡qué no debieran estar dispuestos a hacer los hombres para ayudarse mutuamente a salir del abismo de oscuridad y sufrimiento! Dijo Cristo: “Como yo os he amado, que también os améis unos a otros” (Juan 13:34); no con un amor mayor, porque “nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga sus vida por sus amigos” Juan 15:13. Nuestro amor es frecuentemente egoísta, porque lo confinamos a límites prescritos. Cuando nos coloquemos en estrecha unión y compañerismo con Cristo, nuestro amor y comprensión, así como nuestras obras de benevolencia se profundizarán y ensancharán y fortalecerán con el ejercicio. El amor y el interés de los seguidores de Cristo debe ser tan amplio como el mundo. Aquellos que viven meramente para “mí y lo mío” no alcanzarán el cielo. Dios los llama a ustedes como familia a cultivar el amor, a ser menos sensibles acerca de ustedes mismos y más sensibles a las tristezas y pruebas de otros. El espíritu egoísta que han acariciado toda su vida está representado correctamente por el sacerdote y el levita que pasaron de largo junto al infortunado. Vieron que necesitaba ayuda, pero lo evitaron deliberadamente.3TPI 581.1

    Cada uno de ustedes necesita despertar y enfrentar honestamente la necesidad de abandonar el tren del egoísmo. Mejoren el breve tiempo de prueba que Dios les da, trabajando con todas sus fuerzas para redimir los fracasos de su vida pasada. Dios los ha colocado en un mundo de sufrimiento para probarlos, para ver si serán hallados dignos del don de la vida eterna. Alrededor de ustedes hay quienes tienen aflicciones, que necesitan palabras de comprensión, amor y ternura, y nuestras oraciones humildes y solidarias. Algunos están sufriendo bajo la mano de hierro de la pobreza, algunos con enfermedad, y otros con angustias, desaliento y tristeza. Como Job, ustedes debieran ser ojos para el ciego y pies para el cojo, e inquirir en la causa que no conocen y estudiarla con el propósito de aliviar sus necesidades y ayudar precisamente donde más ayuda necesitan.3TPI 581.2

    Necesita cultivar amor por su esposa, esa clase de amor que se expresa en palabras y hechos. Debiera cultivar un afecto tierno. Su esposa tiene una naturaleza sensible, dependiente, y necesita recibir afecto. Cada palabra de ternura, cada expresión de aprecio y de aliento afectuoso, serán recordadas por ella, y redundarán en bendiciones sobre su esposo. Su naturaleza indiferente necesita ser puesta en estrecho contacto con Cristo, para que esa rigidez y reserva fría puedan ser subyugadas y suavizadas por el amor divino. No será un acto de debilidad o un sacrificio de la virilidad y dignidad darle a su esposa expresiones de ternura y comprensión mediante palabras y actos; y que esto no termine dentro del círculo familiar, sino que se extienda a aquellos que están fuera de la familia. L tiene una obra que hacer por sí mismo que nadie puede hacer por él. Puede llegar a ser fuerte en el Señor llevando cargas en su causa. Sus afectos y amor debieran centrarse en Cristo y en las cosas celestiales, y debiera estar formando un carácter para la vida eterna.3TPI 582.1

    La apreciada K tiene ideas muy limitadas de lo que significa ser cristiano. Se ha liberado de las cargas que Cristo llevó por ella. No está dispuesta a llevar la cruz de Jesús y no ha ejercitado de la mejor manera la capacidad, los talentos, que Dios le ha dado. No ha llegado a ser fuerte en fortaleza moral y en valor, ni ha sentido el peso de la responsabilidad individual. No ha querido sufrir oprobio por causa de Cristo, considerando la promesa: “Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros”. 1 Pedro 4:14. “Si sufrimos, también reinaremos con él”. 2 Timoteo 2:12. El Maestro tiene un trabajo para que cada uno haga. Ninguno puede estar ocioso, ninguno puede ser negligente y egoísta, y sin embargo perfeccionar un carácter cristiano. Quiere que todos los miembros de su familia abran sus corazones a la influencia benigna del amor y la gracia de Dios, para que su compasión por otros pueda desbordar las fronteras del yo y los cercos de los muros familiares, como hizo el samaritano en favor del extranjero pobre y sufriente a quien el sacerdote y el levita descuidaron y lo dejaron muriéndose. Se me mostró que hay muchos que necesitan nuestra comprensión y consejo; y cuando consideramos que podemos pasar por este mundo sólo una vez, que nunca podemos regresar para reparar los errores que hemos cometido, ¡cuán importante es que pasemos por él como debemos!3TPI 582.2

    Hace un tiempo se me mostró el caso de J. Le fueron presentados fielmente sus errores y faltas; pero en el último cuadro que se me reveló vi que todavía existían las faltas, que ella era fría y carente de ternura para con los hijos de su esposo. Ella no corrige y reprende meramente por ofensas graves, sino por asuntos triviales que debieran pasarse por alto. La crítica constante es mala, y el Espíritu de Cristo no puede morar en el corazón donde ella existe. J se siente inclinada a pasar por alto lo bueno que hay en sus hijos sin una palabra de aprobación, pero está siempre lista para atacar con censuras si ve alguna falta. Esto siempre desanima a los niños y los induce a formar hábitos de descuido. Despierta lo malo en el corazón y hace que éste arroje lodo y suciedad. En los niños que son censurados habitualmente habrá un espíritu de “No me importa”, y frecuentemente se manifestarán malas pasiones sin considerar las consecuencias.3TPI 583.1

    Toda vez que la madre pueda hablar una palabra de alabanza por la buena conducta de sus hijos, debiera hacerlo. Debiera animarlos mediante palabras de aprobación y miradas de amor. Esto será como rayos de sol para el corazón de un niño y lo llevará a cultivar el respeto propio y la dignidad de carácter. La hermana J debiera cultivar la ternura y la comprensión. Debiera manifestar tierno afecto por los hijos sin madre que están bajo su cuidado. Esto sería una bendición para esos niños, conferida por el amor de Dios, y recaería sobre ella nuevamente en afecto y amor.3TPI 583.2

    Los niños tienen una naturaleza sensible y amante. Fácilmente se los complace y fácilmente se los hace desdichados. Mediante la disciplina bondadosa con palabras y actos amantes, las madres pueden atar a sus hijos a su corazón. Manifestar severidad y ser exigente con los hijos son grandes errores. La firmeza uniforme y un control sereno son necesarios para la disciplina de cada familia. Diga con calma lo que quiere decir, proceda en forma considerada, y cumpla con lo que dice sin desviarse.3TPI 584.1

    Usted se verá recompensada al manifestar afecto en su trato con sus hijos. No cause en ellos aversión al no simpatizar con sus juegos infantiles, sus goces y alegrías. Nunca tenga el ceño fruncido ni permita que se escape de sus labios una palabra dura. Dios escribe todas estas palabras en su libro de registros. Las palabras duras agrian el temperamento y hieren los corazones de los niños, y en algunos casos estas heridas son difíciles de sanar. Los niños son sensibles hacia la menor injusticia, y algunos se desaniman por ello y no prestarán atención a las órdenes dichas en voz alta y airadamente ni se inquietarán por las amenazas de castigo. Demasiado frecuentemente se afirma la rebelión en los corazones de los hijos a través de la disciplina equivocada de los padres, cuando si se hubiera seguido una conducta apropiada, los niños habrían formado caracteres buenos y armoniosos. Una madre que no tiene perfecto control de sí misma no es idónea para tener la conducción de los hijos.3TPI 584.2

    El hermano M está moldeado por el temperamento enérgico de su esposa. En cierta medida se ha vuelto egoísta como ella. Su mente está ocupada casi completamente por “mí y lo mío”, con exclusión de otras cosas infinitamente más importantes. No ocupa su lugar en la familia como padre de su rebaño ni lleva una conducta uniforme con sus hijos, libre de prejuicios y de influencias. Su esposa no es una verdadera madre para sus hijos sin madre, y jamás podrá serlo sin una transformación. El hermano M, como padre de sus hijos, no ha permanecido en el puesto que Dios quisiera. Estos niños sin madre son pequeñitos de Dios, preciosos a su vista. El hermano M tiene por naturaleza un carácter tierno, refinado, afectuoso, generoso y sensible, mientras que su esposa es exactamente lo opuesto. En vez de que él moldeé y suavice el carácter de su esposa, ella lo está transformando a él.3TPI 584.3

    Él piensa que a fin de tener paz debe ignorar lo que le preocupa. Ha descubierto que no debe esperar que su esposa se someta y ceda su opinión. Ella dominará; llevará a la práctica sus ideas a cualquier costo. A menos que ambos se empeñen seriamente en sus esfuerzos por reformarse, no obtendrán la vida eterna. Han tenido luz, pero se han descuidado en seguirla. El amor egoísta al mundo ha cegado sus percepciones y endurecido sus corazones. J necesita ver que a menos que ponga a un lado su egoísmo, y venza su voluntad y su mal genio, no puede tener el cielo. Ella echaría a perder todo el cielo con estos elementos de su carácter. Amonesto a la Hermana J que se arrepienta. Le ruego en el nombre de mi Maestro que se despierte rápidamente de su indiferencia estúpida, que preste atención al consejo del Testigo Fiel y Verdadero, y que se arrepienta celosamente, porque está poniendo su alma en peligro.3TPI 585.1

    Dios es misericordioso. Aceptará ahora la ofrenda de un corazón quebrantado y un espíritu contrito. ¿Se excusará la hermana J como lo hicieron el levita y el sacerdote, de no ver y sentir las aflicciones de otros, y seguirá de largo? Dios la considera responsable de descuidar el deber al no manifestar compasión y amor hacia los desafortunados. Ella no guarda los mandamientos de Dios que le muestran claramente su deber hacia su prójimo. Cristo le dijo al intérprete de la ley: “Haz esto, y vivirás”. Lucas 10:28. Así que un descuido del deber hacia nuestro prójimo resultará en nuestra pérdida de la vida eterna.3TPI 585.2

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