Dorcas
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En Jope, vivía Dorcas, cuyos dedos habilidosos eran más activos que su lengua. Siembre sabía quién estaba en necesidad de ropa y quién de simpatía, y a ambas clases ministraba libremente. Cuando Dorcas murió, la iglesia en Jope sintió la pérdida. No es de extrañar que se lamentaran y enlutasen, ni que sus tibias lágrimas cayeran sobre su cuerpo inanimado. Era de tal valor, que fue traída de vuelta de la tierra del enemigo por el poder de Dios, a fin de que su habilidad y energía continuaran siendo una bendición para otros.—Testimonies for the Church 5:304 (1885).HD99 72.3
“Y aconteció que en aquellos días enfermó y murió”. La iglesia de Jope sintió su pérdida; y oyendo que Pedro estaba en Lida, los creyentes le mandaron mensajeros “a rogarle: No tardes en venir a nosotros. Levantándose entonces Pedro, fue con ellos; y cuando llegó, le llevaron a la sala, donde le rodearon todas las viudas, llorando y mostrando las túnicas y los vestidos que Dorcas hacía cuando estaba con ellas”. A juzgar por la vida de servicio que Dorcas había vivido, no es extraño que llorasen...HD99 73.1
El corazón del apóstol fue movido a simpatía al ver su tristeza. Luego, ordenando que los llorosos deudos salieran de la pieza, se arrodilló y oró fervorosamente a Dios para que devolviese la vida y la salud a Dorcas. Volviéndose hacia el cuerpo, dijo: “Tabita, levántate. Y ella abrió los ojos, y al ver a Pedro, se incorporó”. Dorcas había prestado grandes servicios a la iglesia, y a Dios le pareció bueno traerla de vuelta del país del enemigo”.—Los Hechos de los Apóstoles, 107-108 (1911).HD99 73.2