Durante los tres meses que Henry y sus hermanos habían estado en Topsham, él se había relacionado con un número de personas. A pedido de ellos se celebró un servicio fúnebre en la iglesia bautista que estaba justamente enfrente de la casa de los Howland. Se le pidió que oficiase a M. E. Cornell, quien en ese entonces estaba trabajando en Maine. Luego la familia llevó el cuerpo de Henry de vuelta a Battle Creek en un “féretro metálico”. Uriah Smith presidió el funeral, al que asistieron muchos amigos de la familia. Estaban allí ex condiscípulos de Henry; en la parte final del servicio cantaron un himno y luego acompañaron a la familia y a los amigos al Cementerio de Oak Hill. Al reflexionar más tarde en esta experiencia, Elena de White escribió: MV 119.3
Cuando nuestro noble hijo Henry falleció a la edad de 16 años, cuando nuestro dulce cantor fue llevado a la tumba y ya no pudimos escuchar más sus canciones en la mañana, nuestro hogar quedó muy solitario. Ambos padres y los dos hijos que quedaron, sentimos el golpe intensamente. Pero Dios nos consoló en medio de nuestra aflicción, y con fe y valor continuamos adelante con la obra que él nos había asignado, abrigando la luminosa esperanza de que un día, en ese mundo donde no habrá más muerte ni dolor, nos encontraremos con nuestros queridos hijos que nos fueron arrebatados por la muerte (NB, p. 183). MV 119.4