Éste no fue un viaje de placer para Elena. No estaba viajando como turista. Tenía trabajo para hacer. A pesar de circunstancias prohibitivas, ella decidió ir. Unos pocos meses antes de esto, había declarado: “Cuando debo [hacerlo], puedo hacer casi cualquier cosa” (Carta 95, 1886). Acudió al Señor, y él le ayudó. MV 251.2