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EL TERREMOTO DE SAN FRANCISCO MV 520

Elena de White pasó gran parte del año 1906 en su hogar en Elmshaven ocupada activamente en escribir. Estaba profundamente preocupada por los problemas en Battle Creek, que involucraban al Dr. Kellogg, A. T. Jones y otros. Con la llegada de abril era el tiempo para la dedicación de dos sanatorios en el sur de California. El jueves 12 de abril partió para el sur. Con ella estaban su sobrina, May Walling, que había llegado a Elmshaven una semana o dos antes (Carta 124, 1906) , Sara McEnterfer y Clarence Crisler (MS 123, 1906). MV 520.7

Después del servicio de dedicación en Loma Linda el domingo 15 de abril por la tarde, Elena de White y sus obreros asociados quedaron en el sanatorio durante el día lunes. Ella iba a regresar a Los Angeles el martes y hablaría el miércoles en la sesión de la Asociación del Sur de California que se celebraba en la iglesia de la Calle Carr en Los Angeles. A la semana siguiente estaría en ruta a San Diego para la dedicación del Sanatorio de Paradise Valley. MV 520.8

El lunes 16 de abril por la noche, mientras estaba todavía en Loma Linda, recibió una visión solemne. “Pasó ante mí —dijo ella— una muy asombrosa representación”. Describiéndola en un artículo que ahora figura en Testimonies for the Church, tomo 9, ella escribió: MV 521.1

Durante una visión nocturna, estaba yo de pie en un lugar alto, desde el cual podía ver casas sacudidas como una paja por el viento. Edificios, grandes y pequeños, eran derribados. Lugares de placer, teatros, hoteles y hogares de gente rica eran sacudidos y destrozados. Muchas vidas eran destruidas, y el aire estaba lleno de los gritos de los heridos y aterrorizados... No encuentro palabras para describir lo terrible de las escenas que pasaron delante de mí. Parecía que la tolerancia de Dios se había acabado, y que el día del juicio había llegado... MV 521.2

Por terrible que fuera la representación que pasó delante de mí, lo que me impresionó más vividamente fue la instrucción que se me dio en relación con esto. El ángel que estaba a mi lado declaró que el gobierno supremo de Dios, y el carácter sagrado de su ley, debían ser revelados a aquellos que rechazaban persistentemente prestar obediencia al Rey de reyes. Los que deciden permanecer desleales, deben ser visitados, por misericordia, con juicios, a fin de que, si es posible, sean despertados para comprender la pecaminosidad de su conducta (NB, pp. 446-447). MV 521.3

Ella se despertó y prendió la lámpara junto a su cama. Era la 1:00 de la madrugada del martes. Se sintió aliviada al descubrir que estaba segura en su cuarto en el Sanatorio de Loma Linda. MV 521.4

Durante las horas de la mañana del martes se sentía como aturdida (Carta 137, 1906). Por la tarde ella y sus ayudantes tomaron el tren para Los Angeles y fueron a Glendale. MV 521.5

Esa noche se le dio otra visión: MV 521.6

Nuevamente se me instruyó respecto al carácter santo y obligatorio de los Diez Mandamientos, y la supremacía de Dios sobre todos los gobernantes terrenales. Me pareció como si estuviera ante mucha gente, presentando escritura tras escritura en apoyo de los preceptos hablados por el Señor desde la altura del Sinaí (RH, 5 de julio, 1906). MV 521.7