¿Desean saber exactamente qué deben hacer? Digan: «Me gozo porque he descubierto lo imperfecto que soy, y estoy seguro que venceré el pecado. Seré un vencedor; porque él dice: “Al vencedor le concederé que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido y me he sentado con mi Padre en su trono”» (Apoc. 3: 21). ¿Vencerán ustedes como Cristo venció? ¿Obtendremos la victoria? Jesucristo es nuestro Salvador. SE1 217.2
Tenemos una gran obra que hacer. No consiste en afirmar que no hay ley. ¿Qué no hay ley para gobernar a las inteligencias celestiales y humanas? Cualquiera que acepte eso milita en el ejército de Satanás y ustedes no pueden darse el lujo de estar allí. Les ruego que busquen al Señor con todo su corazón para que puedan considerarlo como alguien importante para ustedes. Jesús murió para que podamos obtener la salvación, para que podamos seguir adelante. No para que estrechemos las manos del mundo, no para que nos relacionemos más y más del mundo, sino para que conozcamos a Dios y a Jesucristo, a quien ha enviado. SE1 217.3
La ley no puede salvarnos, pero es la norma que rige nuestro carácter. Para representar el carácter de Jesucristo ustedes tienen que vivir la ley, porque él vivió en sujeción a la ley en nuestro mundo. Pablo dice: «Les he enseñado por las casas, arrepentimiento para con Dios y de la fe en nuestro Señor Jesucristo» (Hech. 20: 20, 21). Esta es la manera de lograrlo: Contemplamos la perfección de su carácter y entonces vemos los defectos de nuestro propio carácter. ¿Están ustedes ante Dios diciendo: «Límpianos y cámbianos?». Deberían acudir a Jesucristo, aferrarse de los méritos divinos del Hijo de Dios, y ustedes serán lavados de las impurezas y manchas del pecado. No habrá mancha alguna en su carácter porque Dios estará entronizado en el corazón y Cristo no lucha contra Cristo. Cristo no lucha contra el Padre. «El Padre y yo somos uno”. Él era la imagen misma del Padre, y necesitamos manifestar el carácter de Jesucristo. SE1 217.4
Tenemos que pedir su suficiencia. Cristo murió por nosotros. Satanás dice: «Eres pecador y no puedes mejorarte a ti mismo”. Sí, soy pecador, y necesito un Salvador. Me aferro a los méritos de Jesucristo para que me libre de toda transgresión. Nos lavamos en la fuente que ha sido preparada para nosotros y somos limpiados de toda impureza de pecado. SE1 218.1