Hay una hermosura sin par en Jesucristo. Lo amo porque él me amó primero. Necesitamos la pureza que existe en Jesucristo, él salvará hasta lo sumo a todos los que acudan a él. Entonces veremos lo que Cristo sufrió por nosotros. ¿Estamos dispuestos a ser partícipes de sus sufrimientos? Si lo estamos, él nos promete que participaremos de su gloria. ¿Cuánto han sufrido por causa de Cristo? ¿Están dispuestos a participar con él de sus sufrimientos? Si lo están, él cooperará con ustedes y ustedes podrán cooperar con los seres celestiales para traer a las ovejas perdidas de vuelta al redil. Hay almas que están pereciendo, que se hallan alejadas de Cristo. Necesitamos traer de vuelta a Cristo a las ovejas perdidas de Dios. Que Dios nos ayude a conocer cuál es nuestra labor. Cristo nos ama porque somos indefensos y desvalidos. SE1 218.2
Estamos perdidos sin Cristo; sin embargo, Dios nos llevará de vuelta al terreno de la lealtad. Necesitamos el poder profundo del Espíritu de Dios en nuestros corazones. Necesitamos andar en la luz, así como Dios está en la luz, y entonces no andaremos en tinieblas. Tendremos cantos de alabanzas y regocijo, porque podremos contar la historia del amor de Jesús por el hombre. Jesús murió en el Calvario para que no pereciéramos en nuestros pecados. Por tanto, desistamos del mal y permanezcamos en el conocimiento del Señor. ¡Oh, la luz, el amor y la hermosura que hay en Jesucristo! Él nos abrazará con su misericordia y nos amará sin reservas. SE1 218.3
Que Dios nos conceda buscar a los que perecen para que los traigamos de vuelta a su rebaño. Queremos ver pecadores convertidos. Necesitamos buscar la manera de erradicar el pecado del mundo. Dios nos librará y podremos representar el carácter de Jesucristo, que murió por los pecados de todos. Aprendamos de Jesús. Tomemos su yugo. Amémoslo porque él nos amó primero, y, finalmente obtendremos la más hermosa victoria. Él abrirá las puertas de la ciudad de Dios y nos invitará a entrar. Nos dará la bienvenida y nos dará la bendición celestial. A todos los que hayan mostrado su obediencia a la ley de Dios, él les dice: «Bien, buen siervo y fiel; entra en el gozo de tu Señor». ¿Cuál es ese gozo? El gozo de ver pecadores convertidos. Serán atraídos hacia Jesucristo, y ese es su gozo. Habremos sido participantes con Jesucristo. «Colaboradores con Dios». Así podremos ser en verdad participantes de su gloria, que será otorgada a todo hijo fiel de Dios. SE1 218.4
Tomemos el manto de su justicia confeccionado en el telar del cielo. No hay un solo hilo de creación humana en dicho manto. Es el manto de la justicia de Cristo. Vistámonos con él aquí mismo. Deseamos la vida. Queremos dar el ejemplo de lo que Cristo es y de lo que podemos ser. ¡Oh, si pudiéramos manifestar a Dios a un mundo caído! Podríamos ser purificados para llevar puesto el manto de la justicia de Cristo y la corona de inmortalidad. Que Dios permita que esa sea nuestra suerte; porque Jesús nos ama con un amor infinito. No quiere que ninguno de nosotros perezca, sino que todos podamos obtener esa vida que se mide con la vida de Dios. Que Dios nos conceda asegurar esa herencia bienaventurada. SE1 219.1