Aunque conocemos que Jesús es el Salvador del mundo, él significa mucho más que esto. Debemos tener un conocimiento y una experiencia personal con Cristo Jesús, un conocimiento experimental de lo que Cristo es para nosotros y de lo que nosotros somos para Cristo. Esta es SE1 263.2
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Mensaje presentado a! cierre del Congreso de la Unión de Australia, Cooranbong, el 23 julio de 1899. Manuscrito 93a, 1899. la experiencia que todos necesitan. Ahora bien, yo no puedo tenerla por ninguno de ustedes, ni ustedes pueden tenerla por mí. La obra que ha de ser realizada en nosotros, es a través de la manifestación del Espíritu Santo de Dios en las mentes y corazones humanos. El corazón debe ser purificado y santificado.
No necesito decirle a nadie que eso es así, porque todos lo saben. Ninguno de nosotros necesita abrigar dudas en cuanto a al punto donde nos encontramos o lo que pensamos: «Desearía saber dónde me encuentro respecto a mi relación con Dios». Más bien, mediante una fe viva debemos fusionarnos con Dios. Cuando lo hagamos, su poder se reflejará en nosotros. No existe ni la más mínima razón para que permanezcamos en un estado de ineficiencia y frialdad. SE1 264.1
¿Qué nos pasa? «Si alguno de ustedes tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada». Y le será dada. No hay «nada de peros” respecto a esto. «Pero pida con fe, no dudando nada» (Sant. 1: 5, 6). SE1 264.2
Ustedes oran y le piden a Dios sabiduría, fortaleza y eficiencia. Sienten la necesidad de poseer estas virtudes, pero quizá, inmediatamente después de orar, suponen que la sombra infernal de Satanás se atraviesa en el camino de ustedes y que ello le impide ver más allá. ¿Cómo es eso posible? Pues, el diablo intentó ocultar la fe de ustedes en esa nube. Sin embargo, no es necesario que eso suceda. ¿Deben constituir los sentimientos nuestro criterio, o ha de ser la palabra del Dios viviente? ¿Hemos de enterrar nuestra fe en la nube? Eso es lo que Satanás quiere que hagamos. Sin embargo, no deberíamos darle esa satisfacción. ¿Qué debemos hacer? SE1 264.3
A veces he sentido esa nube sobre mí; sin embargo, yo sabía que Dios estaba a mi lado. Desde que se inició este Congreso apenas me he podido sentar. Cuando llegué a las reuniones lo hice por fe, y no estaba segura de que pudiera decir algo. He sufrido de un malestar tan terrible que apenas podía pronunciar mi nombre. Pero me dije: «Iré; voy a colocarme en el canal de la luz y allí permaneceré hasta que el Señor me ayude”. Tengo mucho que conversar con el Señor en las noches, y siempre sé que él me ayudará. Cuando llegué aquí estaba tan débil que no sabía si podría hablar o no. Pero ustedes saben cómo él me dio fuerzas, y la última vez cuando les leí aquel largo artículo a ustedes, él me sustentó. Le agradezco por haberme dado las fuerzas para hacerlo. Estoy maravillada de la fortaleza que me ha concedido SE1 264.4
«Pero pida con fe, no dudando nada». No permitamos que abriguemos la más mínima insinuación del diablo. Ha de ser «no dudando nada, porque el que duda es semejante a la onda del mar” (vers. 6). El Señor hará grandes cosas por nosotros si tan solo confiamos en él. SE1 264.5