Recuerdo que cuando estuve en Suiza, las tinieblas del enemigo descendieron sobre nuestra senda, mientras intentábamos realizar allá una obra para Dios. Yo quería que ellos llevaran a cabo una obra especial al construir algunos edificios, y traté de persuadirlos de diversas formas. Por último, después de haber estado presente durante un largo tiempo, no pude hacer más. La reunión finalizó y fui a mi habitación y dije: «Me aferraré a las promesas de Dios, y esas promesas son “sí, y amén”, y creo que son mías”. SE1 265.1
Luego dije: «Señor, enséñame qué hacer en esta emergencia, porque no me daré por vencida, ni vacilaré para nada en este asunto”. Bien, el Señor ayuda a los que no vacilan, y parecía que hubo tantas opiniones como personas presentes. Necesitábamos construir una escuela y un salón de reuniones. SE1 265.2
Eleve esta oración: «En ti he confiado. Tú cuidarás lo que te he entregado. Tienes que fortalecer mi fe». Me mantuve aferrada [al Señor] y mientras oraba pareció que el dulce Espíritu de Dios llenaba aquella habitación en una oleada tras otra. Cada elemento de incredulidad, o cosa parecida, fue removido, por lo que aprobamos cada punto y así las edificaciones fueron levantadas. SE1 265.3
Necesitamos esa fe que no claudicará, una fe que no fallará ni se desanimará. Sé que la fe de ustedes ha de ser probada y sé que la bandera de la verdad tiene que ser alzada aquí, por todas partes. «¿Por qué?”, diría alguien, «¿cómo podremos hacer todo eso si el Señor viene pronto?». ¡Cierto!, el Señor puede hacer más en una hora de lo que nosotros podemos hacer en toda una vida. Cuando vea que su pueblo está completamente consagrado, les aseguro que una gran obra será realizada en corto tiempo. El mensaje de verdad ha de ser llevado a los lugares más recónditos de la tierra donde nunca ha sido proclamado. SE1 265.4
Cuando llegamos Melbourne yo estaba muy enferma. Algunos de ustedes lo saben. Era necesario sostenerme con almohadas, y me llevaban en brazos hasta el auditorio para hablarle a la gente. Pero siempre he gozado de la presencia y la bendición de Dios. Fue un tiempo valioso para mí. SE1 265.5