Si Dios no tuviera una ley como principio moral, por la que cada caso ha de ser evaluado, no habría juicio y, por lo tanto, los seres humanos no podrían ser juzgados. Si no hemos sido hallados en armonía con las normas de Dios en esta vida, tampoco estaremos en armonía con sus requisitos en la vida futura. SE1 35.1
¿Qué excusas tenemos en este momento para no actuar en conformidad con las leyes del gobierno de Dios? ¿Y qué pretexto podremos dar en el día del juicio por la desobediencia a sus mandamientos? ¿Acaso dirás: «Todo el mundo desobedecía la ley de Dios, y pensé que no yo no era el único». En aquel día esa excusa no será aceptada. Podemos presentar excusas ahora, pero no nos atrevere-mos a presentarlas ante el Juez de toda la tierra. Tan pronto como los libros sean abiertos y los caracteres que están escritos allí sean sacados a la luz, toda boca será cerrada, porque su culpabilidad les será claramente manifestada a ellos así como a Dios. Entonces todos verán en qué se apartaron del camino recto, discernirán la influencia que tuvieron sobre sus semejantes al desviarse de la justicia divina, y apartarlos de los caminos de verdad y de santidad. Aquel día todos entenderemos exactamente qué hicimos para deshonrar al Dios del cielo violando su ley. SE1 35.2
Todos los que resuciten cuando Cristo vuelva en las nubes del cielo, y los que estén vivos, acudirán ante el tribunal de Cristo. Los hechos y acciones que pensábamos habían sido realizados en secreto, donde ningún ojo podía verlos, serán dados a conocer. Un ojo vio y registró todos los actos realizados por los seres humanos. SE1 35.3