Cuando Belsasar celebró su gran fiesta hubo un testigo que él no pudo ver. Estaban bebiendo vino, disfrutando de una suntuosa celebración, adorando a dioses de plata y de oro y ensalzando su propia sabiduría. Pero precisamente en la pared que se hallaba frente al rey, una mano no humana escribió terribles palabras que pusieron de manifiesto la verdadera condición del monarca. Llegó el mensaje: «Pesado has sido en balanza, y fuiste hallado falto». En este momento el Señor se encuentra en el santuario evaluando los caracteres de todos los seres humanos. Las acciones de aquellos que son negligentes e indiferentes, y que están prestos para transitar las sendas del pecado e iniquidad, están siendo anotadas en los libros del cielo. SE1 35.4
El Dios del cielo nos ha dotado de raciocinio y capacidad intelectual y desea que los usemos. Nos ha dado un cuerpo para que lo conservemos en perfecta salud a fin de que le rindamos un servicio perfecto. El Señor Dios es un testigo siempre atento a las obras de iniquidad que se comenten en nuestro planeta. ¿Cómo considera a los hombres y mujeres por quienes ha pagado un infinito precio y que rehúsan obedecer sus leyes? Al rehusarse a obedecer a todos los mandamientos de Dios, los seres humanos rechazan ser salvados de la manera en que el Señor lo ha indicado. SE1 36.1