He estado despierta noche tras noche con una sensación de agonía por el pueblo de Dios, hasta el punto de estar empapada de sudor. Me fueron presentados algunos sucesos terriblemente impresionantes. Yo estaba en una asamblea cuando un hombre de gran estatura y majestuosidad entró, subió a la plataforma y desenrolló algo que parecía como varias hojas largas atadas. Mientras daba vuelta a las páginas, sus ojos recorrieron la congregación. Al mover las hojas de derecha a izquierda pude ver lo que estaba escrito en ellas. Vi allí diferentes nombres y los pecados que fueron escritos. Había pecados de todo tipo: egoísmo, envidia, orgullo, celos, conjeturas malsanas, hipocresía, desenfreno; odio y muerte en el corazón por la envidia y los celos. Estos pecados precisamente se veían entre los pastores y los miembros. Fueron pasando página tras página. SE1 60.1
¿Cómo ocurrió eso? Una voz dijo que había llegado el tiempo en que toda la obra del cielo estaría dedicada a favor de los habitantes de este planeta. Había llegado el momento cuando el templo y los fieles debían ser evaluados. Estos eran adoradores consagrados. Luego vi otros nombres que debían ser borrados del libro de la vida. Habían recibido luz y conocimiento, precepto sobre precepto, llamado tras llamado, pero nunca recibieron la gracia transformadora de Cristo en sus corazones. Nunca experimentaron una relación viva con Jesucristo, por tanto, la luz que recibieron por medio de su Palabra, no la aplicaron a sus vidas y caracteres. SE1 60.2
Eso fue lo que vi. Cuando desperté, estaba sentada en la cama con grandes gotas de sudor en mi frente. Estaba paralizada. Después de esto sucedieron algunas cosas que me entristecieron mucho, y fue entonces cuando me desplomé bajo la carga. No me preocupo por mí misma. Yo daría mi vida ahora como en cualquier momento futuro, pero creo que Dios me conservará mientras tenga una obra para mí. Lo peor, lo más grave, es la falta de amor y la falta de compasión los unos por los otros. Eso fue lo que Dios me presentó. Les digo que si alguna vez hubo un momento en que debemos humillarnos delante de Dios, es ahora. SE1 60.3
No tengo tanta fuerza en este momento como la he tenido en el pasado. Dios ayuda, vive y reina, y ustedes pueden buscarlo individualmente. ¿Qué almas hay aquí que tendrán sus pecados sin perdonar y sus nombres serán borrados del libro de la vida? No sabemos lo que estamos haciendo. Si tenemos manos impuras, no podremos entrar en el cielo. ¿Acaso será de ese modo que nos estamos preparando para disfrutar la compañía de los ángeles? ¿Será así que vamos a acudir ante la presencia de un Dios santo? ¿Nos damos cuenta de esto? ¿No damos cuenta de que hemos de edificar diariamente nuestro carácter, que Dios está mirando el desarrollo del mismo y sopesando nuestro valor moral, que nuestras vidas son fotografiadas en los libros del cielo así como nuestros rostros son estampados en la placa del fotógrafo? No entiendo cómo ustedes pueden ser tan perezosos e indolentes y estar tan tranquilos y campantes. SE1 61.1