Esperamos que durante esta reunión ustedes hagan una entrega completa a Dios. Esperamos que gracias a ella se integren plenamente en el amor de Cristo. Él viene dentro de poco, y cuando pensamos en ello, cada uno podrá mirar su vida pasada y considerar lo que ha sido su vida. Reflexionen cómo ustedes han conocido la verdad. Un verano tras otro, líneas tras líneas, los testimonios les han sido enviados desde el cielo, así como la Palabra, la preciosa Palabra de Dios. Sin embargo, ¿dónde está la reforma que han hecho? ¿Dónde está la limpieza del templo del alma? ¿Dónde está la preparación para el toque final de inmortalidad? ¿Qué están haciendo al respecto? ¿Tendrán esa fe que obra, o tendrán esa fe que no hace nada por ustedes? SE1 184.3
La verdad de origen celestial convierte al alma. La verdad del cielo tiene una influencia sobre la vida humana y sobre el carácter humano que es elevadora, ennoblecedora, santificadora, refinadora, y nos hace más y más semejantes a Jesús. Así somos transformados de gloria en gloria mediante la santificación de la verdad. ¿Qué es la gloria? Es el carácter. «De carácter en carácter”. Hemos de ser aptos para el cielo en esta vida a fin de que podamos ver a Jesús y ser como él; para que podamos reflejar su imagen; para avanzar de carácter en carácter, marchando directamente paso a paso, manteniéndonos unidos al Guía que nos está dirigiendo. ¿Quién es él? La Luz del mundo, la Verdad, la Vida. Todas estas cosas se combinan. Él nos conduce por sendas de rectitud. Nunca seremos dejados sin el cuidado de los ángeles. ¿Reaccionarán ustedes buscando perfeccionar un carácter verdaderamente justo? ¿Se dejarán guiar? Esa es la pregunta, la interrogante relacionada con la salvación. ¿Se dejarán guiar? SE1 184.4
Quiero añadir algo más. Lo último que leí fue: «Y todo lo mío es tuyo y lo tuyo mío; y he sido glorificado en ellos». ¿Es así? ¿Ha sido Dios glorificado en ustedes? ¿Son ustedes chismosos? ¿Son criticones? ¿Son incrédulos? ¿Son celosos? ¿Está Dios glorificado en ustedes? ¡Ciertamente, no! El diablo es glorificado en ustedes, y se siente maravillosamente complacido con ustedes. Pero lo que nece-sitamos es revertir esa situación y convertirnos a Dios aquí mismo, y no esperar hasta salir de esta carpa. Necesitamos estar cubiertos con las vestiduras de la justicia de Cristo. Deseamos ser edificados en la santísima fe. Deseamos regocijarnos en Jesucristo. SE1 185.1
Leo unos versículos más: «Pero ahora vuelvo a ti, y hablo esto en el mundo para que tengan mi gozo completo en sí mismos». Por lo demás, este es el privilegio de toda alma. El gozo de Cristo completo en sí mismos. Crean que esto puede ser realidad; crean que puede ser hecho. Háganlo y descubrirán que son llevados a una atmósfera más pura; que están respirando la atmósfera del cielo; no la atmósfera del infierno, sino la atmósfera del cielo. Cuando respiren esa atmósfera, y esta cubra el alma, todos lo que estén dentro de la esfera de influencia de ustedes, serán beneficiados y bendecidos. SE1 185.2
El «gozo completo en sí mismos». ¿Qué significa esto? Pues, cuando me levanto en la mañana no siento ningún gozo en particular. Al levantarme, no experimento ese gozo maravilloso; quizás algunos días lo sienta. ¿Pero entonces qué? Contemplando a Jesús, que es el autor y consumador de nuestra fe, comienzo a buscarlo pidiendo su presencia, su luz, y su amor. Algo muy sencillo. Agradezco a Dios que me ha guardado durante la noche. Estoy muy agradecida de que es un Salvador vivo. Estoy agradecida de que vive para interceder por mí; de que no está en la tumba nueva de José. Es un Salvador vivo y presto a bendecirme. Entonces, creo que desea bendecirme. Murió por mí para que yo pudiera ser bendecida, para que su gozo permanezca en mí. Por tanto, mantengo mi mente fija en esto, la educo; refreno mi lengua; sujeto mis pensamientos; adiestro todo lo que hay en mí, a fin de poder unirlo a Jesucristo. SE1 185.3
Sí, hay cosas negativas que se interponen entre el Salvador y yo. Es la sombra infernal de Satanás. Veo esa sombra y esa oscuridad; ¿caeré bajo ella? Bueno, cuando viajaba hacia acá al caer y la tarde y durante la noche, contemplaba la luna. Un grupo de nubes la cubrió. Luego, pensé, veremos qué hace la luna. Mantuve mis ojos fijos en ella, y pronto comencé a ver que había un brillo, una luz que atravesaba la nube. Las tinieblas de la nube no apagaron la luna ni su luz, sino que la luz siguió brillando. El fulgor empezó a despejar y a iluminar las tinieblas hasta que estas retrocedieron y revelaron la gloria y la luz de la luna, y entonces su gloria iluminó las nubes a todo nuestro alrededor. Eso es lo que deseamos ser. SE1 186.1
Satanás no está muerto. Está obrando para cubrir nuestras almas con la sombra de la muerte. ¿Le permitiremos hacerlo? ¿Le permitiremos que nos obligue a mirar a las tinieblas y hablar de las tinieblas? Hemos de ser como aquella luna. Por fe iluminemos nuestro camino. En la sombra de oscuridad y de muerte, somos la luz del cielo. Hemos de hablar del cielo y de las cosas celestiales. Hemos de llegar a estar más y más orientados a lo celestial. Ahora bien, de toda la fe que profesamos llegaremos a conocer algo de ella. No hemos de pensar que podremos encerrarla en una caja, o en una botella, como a un buen perfume y guardarla allí. Pero conoceremos precisamente la medida de nuestra fe. ¿Cómo? Por nuestras obras. Por los frutos que llevemos. Si Cristo habita en nuestro corazón, hablaremos de Cristo. SE1 186.2
Si Cristo habita en ustedes, no serán impacientes ni iracundos. No podrán hacer que otros se sientan infelices, desgraciados y miserables. No. Porque Cristo estará en ustedes. Su gozo estará allí, su paz estará allí. Ustedes anhelarán que todos tengan paz, que tengan consuelo. Desearán que disfruten de una gran esperanza, que tengan valor, y que se mantengan hablando de Jesús y de su amor, de lo que ha hecho por ustedes. Ahora bien, perdemos de vista esto; lo perdemos de vista. Reflexionen en lo que Cristo ha hecho por ustedes una y otra vez, y las grandiosas victorias que él les ha concedido, y entonces al considerarlo hablarán de ello. ¿No se dan cuenta de que cada prueba se hunde en la insignificancia en comparación con esto? SE1 186.3