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19—La obra médica misionera y el ministerio pastoral SE2 179

QUISIERA HABLARLES acerca de la relación que existe entre la obra médica misionera y la evangelización. Me ha sido mostrado que todos los departamentos de la obra tienen que estar unidos en un gran todo. SE2 179.1

La obra de Dios consiste en preparar a un pueblo para que esté delante del Hijo del hombre en su venida y que esta obra constituya un todo indivisible. La obra que consiste en habilitar a un pueblo para que permanezca firme durante el gran día final no debe ser una obra fragmentada. SE2 179.2

El ministerio de la evangelización debe presentar la verdad que debe ser recibida con el fin de que el pueblo sea santificado y apercibido para la venida del Señor. Esta obra SE2 179.3

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Charla presentada en la capilla del Sanatorio Santa Helena, California, el 3 de noviembre de 1900. Manuscrito 62, 1900. debe abarcar todo lo que incluyó el ministerio de Cristo. Los evangelistas deben ministrar a derecha e izquierda, realizando su tarea en una forma inteligente y eficaz.

No debe existir división alguna entre la función pastoral y la obra médica. Al igual que el pastor el médico debería trabajar a favor de la salvación del alma con la misma dedicación y cuidado. SE2 180.1

Hay un interrogantes que se viene repitiendo: ¿Debería el médico considerar que es su obligación presentar la verdad a sus pacientes? Todo depende de las circunstancias. En muchos casos lo que debería hacerse es señalar a Cristo como Salvador personal. Para algunas personas puede resultar perjudicial que se les presente alguna nueva doctrina que no concuerde con sus ideas previas. SE2 180.2

Dios debe guiar esta labor, pues él puede preparar las mentes para recibir la palabra de verdad. Al médico le corresponde tanto preparar a las almas que acuden ante él para lo que acontecerá, como atender a sus necesidades físicas, ya que necesitan ser conscientes del peligro que corren. Sea usted un fiel mayordomo de Dios. No permitan que nadie sea lanzado a la eternidad sin recibir ni una palabra de advertencia o de exhortación. Nadie puede descuidar esto y ser considerado un fiel mayordomo. Dios requiere que usted le sea fiel sin importar dónde esté. Hay una gran tarea que debe ser realizada. Asúmala y realícela en forma inteligente. Dios ayudará a todo el que haga eso. SE2 180.3

La obra médica misionera nunca se me ha presentado en otra forma que no esté relacionada con la obra en su totalidad, como el brazo está unido al cuerpo. El ministerio pastoral tiene como misión proclamar la verdad y llevar adelante la obra a favor de los enfermos y los sanos. Ese es el cuerpo, la obra médica misionera es el brazo y Cristo es la cabeza que rige todo. Así es como siempre me ha sido presentado este asunto. SE2 180.4

Se ha dicho que puesto que la obra médica misionera es el brazo del cuerpo, debería recibir la misma valoración. Eso es correcto. La obra médica misionera es el brazo del cuerpo, y Dios desea que nos preocupemos seriamente de ese ramo de la obra. SE2 180.5

Cristo participó intensamente en todas las ramas de la obra; ya que no había establecido ninguna división. Jesús no creía que entraba en oposición con los médicos cuando sanaba a los enfermos. Proclamó siempre la verdad, y cuando los enfermos acudían a él a él en busca de sanidad, él les preguntaba si creían que él podía sanarlos. Él estuvo tan dispuesto a usar sus manos para sanar a los enfermos y afligidos, como lo estuvo para predicar el evangelio. El Salvador se sentía igual de bien cuando hacía esto como en la proclamación de la verdad, ya que sanar a los enfermos es parte del evangelio. SE2 180.6

Ministrar consiste en ir a la gente allá donde esté, sin importar su posición, ni su situación; para ayudarlos del mejor modo posible. Podría ser necesario que los pastores acudan a los hogares de los enfermos y digan: «Estoy listo a ayudarlo y haré lo mejor que pueda. No soy médico, sino pastor; y me gusta ministrar a los enfermos y afligidos». Los que están físicamente enfermos casi siempre están enfermos del alma, y cuando el alma está enferma el cuerpo se enfermará. SE2 181.1

Lo que hizo Cristo por el paralítico es una ilustración de la forma en que debemos trabajar. Sus amigos le habían contado a aquel hombre acerca del poderoso Sanador, y él tuvo fe para creer que podía ser sanado. Sus amigos lo llevaron a la casa donde Jesús estaba enseñando, pero el gentío era tan grande que no pudieron entrar. Entonces el enfermo sugirió que quitaran parte del techo y que lo bajaran hasta la habitación. Eso fue lo que hicieron y cuando Jesús vio a enfermo ante él, ¿qué fue lo primero que hizo? Fue impartirle paz de espíritu. El Salvador sabía que el paralítico había sido torturado por la sugerencia de los sacerdotes de que Dios lo había rechazado a causa de sus pecados. SE2 181.2

«Hijo, tus pecados te son perdonados», fueron las primeras palabras de Cristo. Eso era lo que el enfermo necesitaba. Paz y gozo llenaron su corazón. Algunos de los presentes comenzaron a murmurar: «¿Quién puede perdonar pecados, sino únicamente Dios?». Luego, para que supieran que el Hijo del hombre tenía poder para perdonar pecados, Cristo le dijo al enfermo: «Levántate, toma tu camilla y anda”. SE2 181.3

De esa forma el Salvador vinculó la obra de predicar la verdad y la sanidad de los enfermos, y nosotros jamás debemos separarlas. Cristo entretejió la evangelización y la sanidad, y no debe existir más separación en nuestra obra que la que hubo en la de él. SE2 181.4

No debe existir división alguna entre el ministerio de la evangelización y la obra médica misionera. La obra médica misionera debe ser para el mensaje del tercer ángel lo mismo que el brazo derecho lo es para el cuerpo. Ambos deben funcionar en armonía. Entonces se hará evidente la salvación de parte del Señor. SE2 181.5

Dios no tan solo desea que sus siervos tengan fe en la obra de sus instituciones: él desea que vayan aún más lejos. Deberían reconocer que Dios espera que sean ejemplos vivos de lo que significa estar bien física y espiritualmente. El Señor anhelo que demostremos todo lo bueno que la verdad ha hecho en favor nuestro. SE2 181.6

Los que se encuentran en nuestras Asociaciones no siempre están bien situados para juzgar a los demás. Muchos sufren congestión cerebral. Los que citan en dichas reuniones deberían primeramente hacer todo lo que esté a su alcance para colocarse en una relación correcta con Dios y con la salud. Si la cabeza está congestionada, deberían investigar qué es lo que anda mal. El cerebro se ve afectado porque hay algo que perturba al estómago. Deberían investigar que hay de malo en su alimentación. Nuestros cuerpos son templos del Espíritu Santo, y si no hacemos todo lo que podamos para que el cuerpo esté en las mejores condiciones posibles, estaremos sustrayendo a Dios la honra que merece de parte de los seres que ha creado. SE2 182.1

Si se les pide que acudan a alguna junta, pregúntense si sus facultades de percepción están en las mejores condiciones para sopesar las evidencias. Si no están en las debidas condiciones, si su cerebro da muestras de desorientación, usted no tiene derecho a participar en dicha junta. ¿Es usted problemático? ¿Es su carácter suave y agradable, o es tan impetuoso e irritable al punto de que usted toma decisiones apresuradas? ¿Siente que siempre está deseando pelear con alguien? Entonces, no acuda a la junta, porque si lo hace seguramente deshonrará a Dios. Tome un hacha y corte leña, o póngase a hacer ejercicio físico hasta que su espíritu se aplaque y esté dispuesto a aceptar las razones de los demás. Del mismo modo que su estómago le está creando problemas a su cerebro, sus palabras crearían un desconcierto entre los reunidos. Muchos de los problemas que algunos sufren, aunque no sepan reconocerlo, les vienen por órganos digestivos irritados. SE2 182.2

Siempre deberíamos ingerir los alimentos más sencillos. A menudo se come más del doble de lo que requiere el cuerpo. Luego la naturaleza tiene que hacer un esfuerzo para deshacerse del sobrante. Traten a sus estómagos correctamente y verán lo bien que se sienten. SE2 182.3

No tome asiento en ninguna junta si tiene los pies fríos. Si los pies están fríos, lávelos en agua fría y luego séquelos cuidadosamente. Verá cómo la sangre acude de la cabeza a las extremidades. SE2 182.4

Los que tienen la cabeza despejada pueden entender la verdad cien veces mejor que aquellos que la tienen cargada. Si nuestros cerebros no están despejados, quizá lo que sucede es que hemos estado transgrediendo algunas de las leyes naturales. Si mi cerebro Si no tengo la mente despejada, he de pensar que algo habré hecho mal a la hora de comer. SE2 182.5

Ya sea que lo reconozcamos o no, Dios impone a todos los seres humanos la obligación de cuidar del templo del alma. El cuerpo debe mantenerse limpio y puro. El alma debe ser santificada y ennoblecida. Luego Dios dice: «Vendré a él y haré mi morada en él”. Somos responsables por nuestra propia salvación y Dios nos responsabiliza asimismo por la influencia que ejerzamos en los demás que están re-lacionados a nosotros. Deberíamos estar en forma física y espiritual para poder recomendar la religión de Cristo. Debemos dedicar nuestros cuerpos a Dios. SE2 183.1

Dios desea que sus todos los pastores se sitúen en una posición de altura y santidad. Los que abren la Palabra de Dios a los demás deberían preguntarse, antes de subir a la plataforma, si se han negado a sí mismos, si su alimentación ha sido sencilla para que el estómago pueda digerirla sin anublar la mente. Por favor lean 2 Corintios 1. Todo ese capítulo es una enseñanza para los creyentes. SE2 183.2

Es preciso que los pastores aprendan a mantener sus cuerpos en el mejor estado de salud posible para que puedan recomendar la verdad a aquellos por quienes trabajan, de modo que cuando sean llamados a congregarse puedan conocer que están preparados para asistir. No tienen derecho a asistir si su estado de salud hace que hablen con apresuramiento y presenten los temas bajo una luz incorrecta. Deberían estar en condiciones de actuar juiciosamente y así poder presentar correctamente las palabras de Dios. De esa forma podrán hacer que avance más la obra que con todas los sermones que pudieran presentar. La santidad práctica es de gran valor. SE2 183.3

Los siervos de Dios deberían recordar que Cristo está presente en todas las reuniones. Los ángeles ascienden y descienden por la escalera celestial. Existe una conexión vital entre la tierra y el cielo y la gloria de Dios brilla sobre la congregación. Dios requiere que los hombres que están ante el pueblo como sus voceros posean un claro discernimiento. Les requiere que hablen bajo la influencia de su Espíritu. No hay necesidad de que sus cerebros estén nublados embotados por una mala digestión. Tienen que cuidar la puerta de los labios, no permitiendo que salga de ellos nada que pueda crear problemas. SE2 183.4

Se ha dicho: «Queremos que la hermana White asista a la reunión, y deseamos que la misma se celebre en Battle Creek. Pero no me atrevo a ir. No es que no me gustaría ir, sino que no me atrevo porque en pleno invierno no es el momento apropiado para celebrar una asamblea. Los que asistan están obligados a sentarse en habitaciones calentadas por vapor o por estufas. Luego probablemente después de estar sentados en esas habitaciones calientes, duermen en cuartos fríos y tiritan toda la noche como me ha pasado una y otra vez, algo que casi me ha costado la vida. Calentar tanto las habitaciones es malo. Mejor sería que nos posiéramos más ropa y tener menos una atmósfera tan cargada. Si los que participan en las juntas hicieran eso, estarían en mejor condiciones para tomar las decisiones correctas. SE2 183.5

De acuerdo con la luz que me ha sido confiada, cuando celebramos una asamblea debería hacerse donde podamos respirar aire puro y disfrutar de todo lo bello de la naturaleza. Cuando los que asistan a una a una reunión respiren el aire puro de Dios, verán cómo sus decisiones estarán más impregnadas del Espíritu Santo y que son cien veces más valiosas que las tomadas por los que tienen sus cerebros congestionados por una atmósfera cargada. SE2 184.1

Dios tiene que realizar una gran obra en el mundo, y esa obra aún no ha concluido. ¿Quién irá a ayudarlo? Satanás ha descendido con gran poder para oponerse a la obra de Dios, sabiendo que le queda poco. Toda la sinagoga de Satanás se opone a la verdad. El enemigo está tratando de oponerse a su obra en todos los aspectos que Dios ha puesto en marcha. ¿Actuaremos como si no hubiera un enemigo contra el que tenemos que enfrentamos? Por amor a Cristo colóquense ustedes en la debida relación con Dios. Colóquense físicamente donde puedan trabajar. Cristo dice: «Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no solamente cuando estoy presente, sino mucho más ahora que estoy ausente, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad» [Fil. 2: 12, 13]. SE2 184.2

Dios y el agente humano deben cooperar. Aquellos que han colocado un valor apropiado en sí mismos, cuidarán apropiadamente de sus propios cuerpos, y trabajarán en armonía con lo que nos ha sido dicho: «Pues habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios» [1 Cor. 6: 20]. SE2 184.3

Los ángeles de Dios están presentes en cada junta, y anhelan ver que todos los miembros de una junta se presenten ante Dios revestidos con la justicia que les proveyó Cristo. Esa justicia la podrá tener todo el que se se sitúa en una buena relación con Dios. Y eso es una tarea individual. SE2 184.4

«Si, pues, coméis o bebéis o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios». Recuerden que Dios nos atribuye a cada uno de nosotros. Eso es de importancia tanto para ustedes como para aquellos con quienes se relacionan. La actitud de cada uno de nosotros afecta a los demás. Que Dios nos ayude a actuar bien, porque es lo correcto. SE2 185.1