«A la virtud, conocimiento». ¡Podemos conocer a Dios y a su verdad, un conocimiento que sobrepasa todo entendimiento! ¿Me pueden ustedes decir qué idioma emplearemos para expresar el conocimiento que se obtiene cuando Cristo nos revela su presencia y nuestros corazones son dominados por su poder? Es un conocimiento que escapa a todo intento de definirlo. No podemos explicarlo; sin embargo, al poseerlo lo reconoceremos. SE2 250.1
Ojalá que todos los que afirman conocer a Dios trabajen en unión con Cristo. Él depende de que cada uno haga su mejor esfuerzo. A cada hombre y mujer le ha encomendado una tarea. SE2 250.2
Las promesas de Dios son condicionales. Con el fin de que él pueda bendecimos, debemos hacer nuestra parte. No podemos esperar que todas sus bendiciones nos lleguen de manera automática si nos cruzamos de brazos de manera inactiva. Debemos ser colaboradores de Dios. Tenemos el privilegio y el deber de trabajar por las almas que están por perecer. SE2 250.3
Si ustedes tienen algún conocimiento de Dios y han tomado posición bajo el estandarte del Príncipe Emmanuel, recuerden que no pueden seguir bajo control de los poderes de las tinieblas, de los ángeles caídos. Ustedes deben aferrarse a las promesas concernientes a la vida eterna y a la santidad, procurando el poder divino que les permita escapar de todo aquello que podría descarriarlos. SE2 250.4