ME HE ENTRISTECIDO al ver lo poco que han logrado los obreros en Michigan. No es que los miembros de nuestras iglesias no se dejen conducir. No son ellos los que están fallando, sino más bien los que tiene que instruirlos. Sus pastores no los están alimentando. Todo el cielo está completamente comprometido en la obra de salvar a los seres humanos. Los ricos dones del Espíritu Santo están listos para ser otorgados a los agentes humanos de Dios; pero los corazones y las mentes están tan ocupados en las cosas terrenales, sensuales, que no tienen espacio para recibir los tesoros de gracia: y lo que no se ha recibido no se puede impartir a los demás. Los que están tratando de enseñar a otros la verdad de la Biblia no han sido san-tificados mediante la obediencia a la verdad y son como el bronce que resuena, como un címbalo que retiñe. SE2 95.1
Los que son uno con Cristo, tienen la mente de Cristo y hacen las obras de Cristo. Siempre están mejorando, acercándose a Dios; siempre elevando sus almas a Jesús. SE2 95.2
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Manuscrito 3, 1890.
Al contemplar al Redentor del mundo, se transforman a la imagen de él. Una nueva vida espiritual es creada, y se establece una nueva motivación. Cuando alguien se vacía del yo, cuando todo falso dios es sacado del alma, el vacío es llenado por la llegada del Espíritu de Cristo. Esa persona tendrá una fe que actúa por amor y que purifica el alma de cualquier contaminación moral y espiritual. El Espíritu Santo, el Consolador, puede obrar en el corazón: influyendo, dirigiendo, de forma que esa persona disfrute de las cosas espirituales. El cristiano actúa según el Espíritu, y se preocupa por las cosas del Espíritu. No tiene confianza en sí mismo. Cristo lo es todo para él. SE2 96.1
La verdad será revelada en forma constante por el Espíritu Santo. El creyente recibe con humildad la palabra santificada y le dará toda gloria al Señor diciendo: «Dios nos lo ha revelado mediante su Espíritu». «Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido” (1 Cor. 2: 12). El Espíritu que revela, también obra en él los frutos de justicia. Cristo será en él «una fuente de agua que salte para vida eterna”. Él será una rama de la Vid verdadera, que mostrará abundantes racimos de fruta para la gloria de Dios. SE2 96.2
¿Qué clase de fruto? «El fruto del Espíritu es amor”. Observen la palabra «amor”, no odio. Es gozo, no descontento y lamentaciones; paz, no irritación, ni ansiedad ni pruebas rebuscadas. Es «benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley” (Gál. 5: 22, 23). SE2 96.3
Aquellos que tienen este Espíritu serán obreros diligentes, colaboradores de Dios. Los seres celestiales cooperan con ellos, mientras que van imbuidos del espíritu del mensaje de verdad que portan. Son un espectáculo para el mundo, para los ángeles y para los hombres. Son ennoblecidos y refinados por la santificación del Espíritu y al creer la verdad. A la tesorería del alma no han llevado madera, paja y rastrojos; sino oro, plata y piedras preciosas. Hablan palabras que tienen gran sentido, y del tesoro del corazón sacan cosas puras y sagradas según el ejemplo de Cristo. SE2 96.4
El genuino embajador de Cristo no es dado a las chanzas ni a la trivialidades, ni a las vanas conversaciones; sino que es alegre, expresando las alabanzas de aquel que lo llamó de las tinieblas a su luz admirable. El pastor que después de su sermón participa en conversaciones frívolas, contrarresta la influencia de las palabras que pronunció desde el pulpito. No honra a Dios ni a la verdad, sino que rebaja las cosas muy sagradas al nivel de lo común, y hace que la verdad de origen celestial pierda efectividad. SE2 96.5
Los que no caminan en armonía con la norma expuesta en la Palabra de Dios, deberían ser fielmente amonestados, y si no cambian han de ser despojados de su licencia o credenciales. De no hacerse así, la Asociación que ha autorizado el trabajo de esas personas compartirá su culpabilidad. Será un acto de misericordia para el propio obrero destituirlo de su cargo, porque el rechazo de Dios descansa sobre él. Es un deber encomendado por el cielo que las almas no se contaminen con la atmósfera espiritual no santificada que rodean a dicha persona. SE2 97.1
Por otro lado, ustedes no deberían expulsarlo como un degenerado, sino que al tratar con esa persona deben hacerle ver que erró al escoger su profesión. El Señor no ha colocado esa responsabilidad sobre él, y si lo ha hecho esa persona jamás la ha aceptado. No está unido a Cristo. Él no conoce la influencia del Santo Espíritu de Dios sobre su alma. No ha fijado sus ojos en Cristo para ser transformado a su imagen, al contemplarlo. SE2 97.2
El fruto del Espíritu se manifiesta en bondad, justicia y verdad. «Por sus frutos los conoceréis”. Salomón testifica: «Plata pura es la lengua del justo, mas es nada el corazón de los malvados» (Prov. 10: 20). Los que son uno con Cristo no pueden disfrutar escuchando conversaciones triviales, mucho menos participar en ellas. Si el corazón es espiritual, habrá conversaciones espirituales, porque «de la abundancia del corazón habla la boca» (Mat. 12: 34). La naturaleza de nuestros pensamientos se revelará en nuestras palabras y acciones. La vida consiste en un genuino despliegue del estandarte, testificando de lo que hay en el corazón. SE2 97.3
Lo que acabo de decir les revela a ustedes el motivo por el que no hay más poder en nuestras iglesias. La norma del ministerio evangélico ha sido rebajada hasta el polvo. SE2 97.4
Los ancianos de nuestras iglesias y los pastores no han sido como las ramas de la Vid viva, que obtienen su alimento de Cristo. No son ricos en el conocimiento espiritual y sabiduría del cielo, sino que están secos y desprovistos de Cristo. Las palabras que ellos hablan desde el púlpito quizá sean buenas en sí, pero no tienen poder alguno porque el corazón del orador no ha sido transformado mediante la gracia. Las iglesias estarían mucho mejor sin esos ancianos y pastores. SE2 97.5
Se retira dinero de la tesorería del Señor para mantener a aquellos que no se han convertido y que necesitan que alguien les enseñe lo más elemental del evangelio, que consiste en atesorar a Cristo, la esperanza de gloria, interiormente. Cuando los obreros que tienen tanta falta de espiritualidad crean en Cristo, se echará de ver que ellos tienen la fe que obra mediante el amor y purifica el alma. Las palabras de Pablo a los corintios deberían ser obedecidas por todos los que trabajan para el Maestro. «Velad, estad firmes en la fe, portaos varonilmente y esforzaos. Todas vuestras cosas sean hechas con amor» (1 Cor. 16: 13, 14). SE2 97.6
Durante los últimos quince años me ha sido presentada repetidamente la deplorable situación de la Asociación de Michigan. Ver el real estado de las cosas me ha dolido en el alma. Hay hombres deshonestos en nuestras iglesias, hay hombres licenciosos. Esta gran Asociación se ha deteriorado grandemente, y en lugar de un continuo avance hacia una norma más santa y elevada. Los ministros realizan una labor poco apropiada en las iglesias, ya que muchos no se dan cuenta de la responsabilidad que tienen con las almas por las que trabajan. La verdad no ha sido santificada en sus propios corazones. SE2 98.1
Cuánta necesidad hay de trabajo consagrado, devoto y sacrficado: la predicación de la verdad, presentando a Cristo, al Cristo vivo. Ojalá que todos nuestros obreros trabajen en unión con Dios, sin desperdiciar el tiempo, sin rehuir sus sagradas responsabilidades; haciendo una solemne presentación de la bienaventurada verdad que ha de decidir el destino de las almas. Representando a Cristo en todo, velando por las almas de las cuales han de rendir cuentas, día a día, hora tras hora; viviendo asimismo en el canal de luz. Este es el único método que ustedes deben implementar con seguridad en las iglesias y entre la gente en ciudades y pueblos, difundiendo la luz recibida del Sol de Justicia. SE2 98.2
Para hacerlo deben dedicar mucho tiempo a la oración. Hermanos, estén siempre dispuestos a orar. Si están en un grupo, aunque se vean obligados a compartir con gente frívola, descuidada y poco considerada; ustedes no deben descender a su nivel y participar en conversaciones frívolas o vulgares, sino rogar cielo que el Dios de toda gracia guarde las almas de ustedes en el amor de Cristo. Cuando los obreros estén de esa forma conectados con Dios, habrá un continuo crecimiento en todas las iglesias de Michigan que será bendecida mediante esta obra. SE2 98.3
Habrá entonces prosperidad financiera. Ahora bien, los libros del cielo contienen los registros de robos a Dios, en gran medida en los diezmos y ofrendas. Los hombres que han sido pioneros en la obra se han desanimado, aunque no deberían haberse desalentado. Jesús es su ejemplo y de él se ha dicho: «No se cansará ni desmayará”. Para todos los que están desanimados hay un único remedio: fe, oración y acción. Dejen de abrigar pensamientos negativos. Que toda alma caiga sobre la Roca, Cristo Jesús, y sea quebrantada. Luego Jesús moldeará el carácter a su propia semejanza. Las luchas y la discordia perecerán de muerte natural, porque no tienen de qué alimentarse. SE2 98.4
Los que se unen a Cristo, la Vid viva, llevarán el mismo fruto que la cepa original. Cristo es el servidor y el señor. Él fue el mayor maestro que el mundo jamás haya podido conocer. Impartió a sus seguidores lecciones de vital importancia, relacionadas con la salvación del alma para que ellos nos las repitieran. Al creer en él y recibirlo es que aseguramos nuestra propia salvación. Cuando creemos en él, no po-dremos guardárnoslo, sino que le iremos diciendo a todo el mundo lo que Cristo ha hecho por nosotros. SE2 99.1
No puede haber una negligente falta de respeto hacia su Palabra sin las terribles consecuencias que siempre han de seguir a la apostasía y a la indolencia. Muchos no tienen el espíritu de Cristo y por tanto dan muestras de que no son parte de él. Sin embargo, este mismo grupo intenta decir a los demás cómo pueden ser salvos. Tenemos necesidad de humillar el alma ante Dios, de confesar pecados y de hacer la debida restitución. Ha habido incredulidad, ha habido falta de honradez. Un espíritu de murmuración ha transmitiéndose de unos a otros entre las filas de los observadores del sábado, que no disciernen las cosas espirituales. Se han pronunciado palabras de desánimo. Queridos hermanos y hermanas, no participemos de ese espíritu. El enemigo se agrada cuando ustedes hacen eso. Ustedes no están en condiciones de cosechar lo que de esa forma se obtendrá. SE2 99.2
Ustedes que han estado reteniendo sus aportes a la causa de Dios lean el libro de Malaquías y observen lo que se dice allí respecto a los diezmos y las ofrendas. ¿No pueden ver que bajo ninguna circunstancia conviene retener sus diezmos y ofrendas porque no estén de acuerdo con todo lo que sus hermanos hacen? Los diezmos y las ofrendas no son propiedad de nadie en concreto, sino que deben ser usados para realizar para Dios la obra que ha sido determinada. Algunos obreros indignos quizá reciban parte de esos fondos así recaudados, ¿pero se atreverá alguien por esa causa a retener sus aportes a la tesorería exponiéndose a la maldición de Dios? Yo no me atrevo. Entrego mis diezmos gozosa y liberalmente, diciendo como David: «De lo recibido de tu mano te damos». Retener egoístamente lo que pertenece a Dios resultará en la ruina de nuestras propias almas. Mis hermanos y hermanas cumplan con lo que les corresponde. Dios los ama y él está al timón. Si los asuntos de la Asociación no se administran de acuerdo con el mandato del Señor, ese es el pecado del que yerra. SE2 99.3
El Señor no les pedirá cuentas si ustedes hacen lo posible por corregir el mal. Pero no cometan ustedes el mismo pecado al retener lo que pertenece a Dios. «¡Maldito el que haga con indolencia la obra de Jehová!” SE2 100.1
Cuando algunos declaran que no entregarán sus diezmos porque esos recursos no se utilizan como ellos creen que deberían ser usados, ¿va a estar el anciano de la iglesia o el pastor de acuerdo con los pecadores? ¿Ayudará esa persona al enemigo en dicha tarea? O se empeñará, como un hombre prudente y sensato, en corregir el mal y en remover las piedras de tropiezo. Aquellos que están descontentos deben expresar con claridad sus quejas a quienes piensan que han errado, en lugar de discutir el asunto con los demás avivando de esa forma la llama del descontento. SE2 100.2
Pero, hermanos, no sean infieles respecto a sus deberes. Manténganse firmes. No aumenten ustedes nuestras dificultades financieras por el descuido de sus responsabilidades, incrementando así la gran preocupación que descansa sobre el presidente de nuestra Asociación General. Las Asociaciones, a través de sus delegados, han elegido al que ocupa esa difícil e importante posición, y están obligados a apoyarlo al llevar parte de la carga. El pastor Olsen está muy lejos de ambicionar ese cargo. Él ha dicho una y otra vez: «No me coloquen esta carga; no estoy preparado para este puesto». Pero, ¿dónde están los hombres que están preparados? De hecho son muy pocos. El pastor Olsen es un hombre que ama y teme a Dios. La iglesia necesita sus servicios. No debemos dejar que él solo tenga que cargar con las pesadas cargas que los demás van acumulando sobre él a causa de la infidelidad de ellos. SE2 100.3
Muchos asuntos importantes requieren la atención del presidente de la Asociación General. Ha de tener presentes las necesidades de los diferentes sectores de la obra. Aquellos que nunca han ocupado ese cargo tienen un débil concepto de las perplejidades con las que tiene que lidiar. No tan solo nuestras instituciones y la iglesia a través de Estados Unidos, sino también las misiones en países extranjeros demandan su cuidadosa consideración y decisiones. Si no hay hombres que sostengan sus manos, como Aarón y Hur sostuvieron las de Moisés, se derrumbará agobiado por la carga como una carreta debajo de muchos fardos. Ni las fuerzas mentales ni las físicas pueden soportar por mucho tiempo las tensiones a las que él está siendo sometido. SE2 100.4
Todas las reuniones de juntas y comités deberían planificarse y llevarse a cabo de manera que esas actividades necesarias pero agotadoras se redujeran tanto en número como en duración. Quienes participan en ellas deberían tener pensados los asuntos a considerar, antes de someterlos ante una comisión, de forma que se traten con rapidez los puntos importantes. Simplifiquen las discusiones y que todos traten de concluir tan rápido como sea posible, sin recargar y ocupar llos cuerpos y las mentes durante horas y horas para resolver asuntos que pueden y deberían ser despachados con prontitud. En esas reuniones administrativas debería primar un esfuerzo para que sean breves. SE2 101.1
La armonía y la sencillez en el trabajo, así como evitar la burocracia innecesaria, contribuiría mucho a conservar el coraje y las energías físicas y mentales de aquellos que tienen que considerar tantos temas. Los que no tienen que realizar ningún esfuerzo, o muy poco, en este sentido, deberían ser cuidadosos al criticar o censurar a quienes tienen que llevar dichas cargas. Qué bueno sería que todos se comportaran así con el fin de no añadir cargas adicionales a nuestro presidente. No deberían depender de él para que piense por ellos. Si mantienen sus propias almas en el amor de Dios, creciendo en espiritualidad, las disensiones desaparecerán. El aceite de la misericordia hará que la maquinaria funcione correctamente. SE2 101.2
Les pregunto a ustedes que se reunirán en un congreso: ¿Asumirán individualmente su parte, mediante la gracia de Dios, para llevar de la carga todo lo que les sea posible? Lleven sus propias cargas. Oren mucho, hablen menos, mediten más. Despójense de todo pensamiento y sentimiento de celos. Sus corazones deben ser despojados de toda cizaña antes de que se incorporen a la reunión administrativa. Libérense del egoísmo y permanezcan firmes del lado de los principios correctos, sin importar el costo. Unicamente la justicia prevalecerá. SE2 101.3
¿Permanecerán ustedes en Cristo? ¿Serán fieles a los obreros que llevan pesadas responsabilidades? ¿Irán en ayuda del Señor, oponiéndose a las poderosas agencias satánicas que trabajan en forma oculta para provocar la ruina y la derrota? ¿Abrigarán ustedes el amor y el temor de Dios en sus corazones? ¿Elevarán desde sus habitaciones, desde los altares de sus familias, fervientes súplicas, en lugar de oraciones vacías, para que el Señor obre en el pastor Olsen; para que el poder de Jesús lo sane de toda dolencia, para que le conceda la fuerza física y mental para llevar las responsabilidades que recaen sobre él? SE2 101.4
No se reúnan para dar rienda suelta a las críticas y al cuestionamiento respecto a asuntos que han conocido a través de habladurías. No se retraigan obrando con unos pocos con sigilo y sigilosamente, sin pronunciar palabras de ánimo; sin ofrecer oraciones para que las bendiciones de Dios descansen sobre nuestro presidente. Acérquense con decisióna ayudarlo, hablen con él, anímenlo. Mantengan la desconfianza alejada de sus corazones. Brinden su cordial cooperación al hombre que lleva las más pesadas responsabilidades. No fabriquen cargas para perplejidad de su cansado intelecto y agotados nervios. SE2 101.5
Dios los llama a desempeñar con fidelidad su parte y a cuidar de los intereses de la iglesia con la que ustedes están vinculados. Obren únicamente para la gloria de Dios. Esfuércense por alcanzar la luz y la obtendrán. Hablen de fe y tendrán fe. Procuren la armonía. Traten de no tener doblez, de abrigar un mismo pensar, contestando de esa forma la oración de Cristo. Que día y noche roguemos por nuestro sobrecargado presidente y unos pocos fieles portaestandartes. SE2 102.1
El hermano Olsen está de continuo procurando los caminos del Señor, está a la escucha para atender todo los mandatos del Maestro. ¿Harán ustedes lo mismo? ¿Cerrarán ustedes sus oídos a las murmuraciones y las disputas, a las palabras de desconfianza y de envidia? ¿Dirigirán sus miradas a lo alto? ¿Demostrarán tener confianza en el Capitán de nuestra salvación? ¿O acaso, cuando las cosas se pongan difíciles, desconfiarán de Dios; y predecirán derrotas, desastres y ruina como lo hicieron los espías infieles? SE2 102.2
En las diferentes ramas de la obra existen muchas cosas por las que el pastor Olsen y algunos se preocupan, sabiendo que deberían funcionar de otra forma. Pero se requiere tiempo para efectuar reformas y a menos que Dios ablande los corazones que se han estado endureciendo y alejándose de Cristo; a menos que los corazones de nuestros miembros de iglesia se abran a Jesús; el pastor Olsen y otros fieles obreros tendrán que seguir llevando la pesada carga de expectativas insatisfechas. SE2 102.3
Pero esto no tiene que ser así. Hermanos de cada ramo de la obra, ¿lo ayudarán como si fueran un solo hombre? Esto me tiene muy preocupada. No queremos hombres que se lamenten y se compadezcan de sí mismos; ni a los criticones, los murmuradores y los quejosos que descuidan los importantes deberes que se les asignan. Hagan un diligente esfuerzo para mantener sus almas en el amor de Dios socorriendo a aquellos que necesitan que ustedes los ayuden. SE2 102.4
Si ustedes abren sus mentes y corazones a las insinuaciones y sugerencias de Satanás, serán llevados a actuar en forma parecida a los espías infieles. Ustedes hablarán y actuarán como lo hicieron aquellos espías; en lugar de confiar en Dios para la victoria. En vez de inspirar los corazones con la firme fe en la dirección de su Espíritu. ¿Pueden ustedes darse este lujo? No, no, y no. SE2 102.5
Sus voces deben escucharse como un eco de las palabras del fiel Caleb, respecto a la tierra prometida: «Subamos luego, y tomemos posesión de ella”. Caleb y Josué dijeron: «La tierra que recorrimos y exploramos es tierra muy buena. Si Jehová se agrada de nosotros, él nos llevará a esta tierra y nos la entregará; es una tierra que fluye leche y miel. Por tanto, no seáis rebeldes contra Jehová ni temáis al pueblo de esta tierra, pues vosotros los comeréis como pan. Su amparo se ha apartado de ellos y Jehová está con nosotros: no los temáis» (Núm. 14: 7-9). Este es el espíritu que se vio en Caleb y Josué. SE2 103.1
Cuando se expresan dudas y murmuraciones, debido a las pruebas encontradas en la ruta a la Canaán celestial los ancianos, los pastores y administradores no deben alimentar las semillas de desafecto mediante palabras no santificadas de aprecio para luego presentar el asunto en forma exagerada, como si fuera a producirse una horrible rebelión, dando a entender que están apoyando a la causa de Dios al hacer lo anterior. En realidad están fortaleciendo las sugerencias y tas tentaciones del príncipe de las tinieblas, y abriendo una amplia puerta para que entre el enemigo y se apodere de las almas, como lo hizo utilizando el falso informe de los espías infieles. SE2 103.2
Las falsas y descamadas palabras de desánimo proferidas por los espías infieles fueron recibidas por el pueblo y así los incitaron a la desesperación, de modo que todos sintieron que habían sido muy maltratados, por lo que se quejaron y lamentaron su suerte, manifestando desconfianza en Dios. Olvidaron sus poderosas obras al librarlos de la esclavitud egipcia, abriendo el Mar Rojo que estaba frente a ellos y destruyendo a los enemigos que los perseguían. Que nadie en nuestras filas sea tan ingrato, que se olvide tanto de Dios como para repetir el pecado del murmurador y rebelde Israel. SE2 103.3
El pueblo de Dios es tentado y probado porque no puede ver el espíritu de sacrificio y consagración a Dios en todos aquellos que atienden importantes asuntos. Muchos actúan como si Jesús estuviera encerrado en la tumba nueva de José y la gran piedra estuviera colocada ante la puerta. Deseo proclamar con de palabra y por escrito que Jesús ha resucitado: ¡Ha resucitado! Él es el Salvador viviente, la cabeza de la iglesia. Él es el buen Pastor. «Y cuando ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas; y las ovejas lo siguen porque conocen su voz” (Juan 10: 4). SE2 103.4
Cuando las cosas se complican y no pueden resolverse fácilmente, no debemos descorazonamos ni desanimamos, ni perder la fe hablando de dudas y de escepticismo. El desánimo se esparcirá y será como una mortal epidemia. Una y otra vez durante los últimos cuarenta años de nuestra historia nos hemos visto inmersos en situaciones difíciles, pero lo que las resolvió fue el poder del Señor, no la filosofía ni la sabiduría humanas. El Señor hizo que se oyera su voz, protegiéndonos en contra de la rebelión cuyas semillas están sembradas en los corazones que no están en paz con Dios. Es el Señor el que nos ha librado de la rebelión y la apostasía. No podremos caer, siempre que confiemos y esperemos en Dios. SE2 104.1
Que cada alma nuestra, pastores y laicos, digan como Pablo: «Así que yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire”, sino con una santa fe y esperanza, esperando obtener el premio. Digámonos: «Espera en Dios, porque aún he de alabarlo, ¡salvación mía y Dios mío!» SE2 104.2
Por precepto y ejemplo estimulen la fe, la confianza y la convicción. Esta es la obra del Consolador y es la tarea de ustedes que cooperan con los agentes divinos. Un hombre desanimado no podrá hacer nada para animar a los demás. Una iglesia desanimada únicamente sembrará dudas, quejas e insatisfacción. Que todo eso sea quitado de nosotros. Dejemos de mirar a las tinieblas. Miremos a la luz. Regoci-jémonos en la esperanza de la gloria de Dios. SE2 104.3
Demuestren su creencia en que Dios obrará con sus poderosos agentes para la edificación de su causa: la propagación de la verdad. Que cada oído sea santificado para que escuche apropiadamente. Que la lengua sea santificada para que hable correctamente, y el corazón atesore la bondad y el amor; porque del corazón mana la vida. SE2 104.4
Miren a lo alto y si alguien les dice que todo está errado, respondan afirmando que el Señor Jesús está al tanto de ello, y cierren su corazón contra toda duda y falta de fe. Levante la mirada y digan: Mi tesoro está guardado en el cielo. A través de Cristo alcanzaremos el fin de nuestra jomada si mantenemos firme hasta el fin nuestra profesión de nuestra fe. SE2 104.5
«No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene una gran recompensa, pues os es necesaria la paciencia, para que, habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa” (Heb. 10: 35, 36). Lleven a cabo con fe y diligencia la obra de Dios. Prosigan ustedes «a la meta, al premio del supremo llamamiento en Cristo Jesús” (Fil. 3: 14). SE2 104.6