El pastor J. N. Andrews, uno que pasó por esta experiencia en 1844, habla así del chasco: GMA 157.1
“Quienes esperaban al Señor en 1843 y en 1844 fueron chasqueados. Este hecho para muchos fue razón suficiente para rechazar todo el testimonio en este caso. Reconocemos el chasco, pero no podemos reconocer que esto provea una razón justa para negar la mano de Dios en esta obra. La iglesia judía quedó chasqueada cuando al fin de la obra de Juan el Bautista, Jesús se presentó como el Mesías prometido. Y los discípulos confiados quedaron muy tristemente desilusionados cuando aquel que esperaban que liberara a Israel fue prendido por manos impías y muerto. Y después de su resurrección, cuando esperaban que restaurara el reino de Israel, solo pudieron chasquearse cuando comprendieron que se iba a su Padre, y que ellos quedarían para una larga sesión de tribulaciones y angustia. Pero un chasco no demuestra que Dios no tiene la mano puesta en la conducción de su pueblo. Debería llevarlos a corregir sus errores, pero no deberían abandonar su confianza en Dios. Porque los hijos de Israel se chasquearon en el desierto, a menudo negaron la conducción divina. Son puestos como una advertencia para nosotros, de que caigamos en el mismo ejemplo de incredulidad”.24The Three Messages of Revelation 14:6-12, p. 33. GMA 157.2