Hay declaraciones claras y específicas en las Escrituras de que el Señor manifestará especialmente los dones de su Espíritu, y particularmente el don de profecía, entre el pueblo que se encontrará esperando su venida. El primer texto al que llamamos la atención se encuentra en la carta a los Corintios, y dice: “Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús; porque en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en toda ciencia; así como el testimonio acerca de Cristo ha sido confirmado en vosotros, de tal manera que nada os falte en ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo; el cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo”.51 Corintios 1:4-8. GMA 161.5
En el Apocalipsis leemos de un “remanente”, la última iglesia evangélica: “Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo”.6Apocalipsis 12:17. ¿Qué es “el testimonio de Jesús”, preguntamos, que la última iglesia ha de tener, y que en su confirmación prepara el camino para la manifestación de todos los dones del Espíritu? A esta pregunta encontramos una respuesta en el testimonio del ángel a Juan en la isla de Patmos: “Yo me postré a sus pies para adorarle. Y él me dijo: Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios; porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía”.7Apocalipsis 19:10. GMA 162.1
Esta definición dada por el ángel muestra que el “espíritu de profecía” manifestado en la iglesia que espera a Cristo, es lo que prepara el camino para todos los dones, y que se hace guerra contra la iglesia “remanente” por tener ese don entre ellos. GMA 162.2