En el verano de 1845, por invitación de Otis Nichols, la Srta. Harmon visitó Massachusetts, y la acompañó su hermana Sarah. Se albergaron con la familia del Sr. Nichols. Él y su esposa irían con su carruaje, y las llevarían a diferentes lugares para tener reuniones, donde la Srta. Harmon daría sus testimonios. De este modo pudo visitar Boston, Roxbury y Carver. En ocasión de su segunda visita a Boston, Massachusetts, ocurrió un incidente muy interesante. GMA 196.4
Había en Boston y su vecindad un grupo de personas fanáticas que también creían que era un pecado trabajar, y su mensaje principal era: “Vende lo que tienes, y da limosnas”. Decían que estaban en el jubileo, y que la tierra debía descansar, y que los pobres debían ser sostenidos sin trabajar. Sargent, Robbins, y algunos otros eran los líderes. Denunciaron las visiones como que venían del diablo, porque ellas habían mostrados sus errores. Eran muy severos con todos los que no creían como ellos. GMA 196.5
Mientras la Srta. Harmon y su hermana estaban en la casa del Sr. Nichols, Sargent y Robbins vinieron de Boston para pedirle un favor a éste, y dijeron que habían venido para visitarlo y pasar la noche con él. El Sr. Nichols contestó que estaba contento de que vinieran, porque las Srtas. Sarah y Elena Harmon estaban en la casa, y él deseaba que ellos la conocieran. De inmediato cambiaron su decisión, y no pudieron ser convencidos de entrar a la casa. El Sr. Nichols les preguntó si Elena podía contar su mensaje en Boston, y si ellos la escucharían antes de juzgarla. “Sí”, dijeron ellos, “vengan a Boston el próximo día de reposo [querían decir domingo, ya que ellos todavía no habían recibido el sábado]; nos gustaría tener el privilegio de escucharla”. GMA 196.6
El Sr. Nichols me contó esto en su casa, en Dorchester, en 1858. Él dijo que había hecho todos los cálculos para ir a Boston el sábado de mañana con su carruaje para llevar a la Srta. Harmon a la reunión propuesta. Esa tarde, durante las oraciones en el culto familiar, ella fue tomada en visión. Después de salir de ella, dijo: “Hermano Nichols, no voy a ir mañana a Boston; el Señor me ha mostrado que tengo que ir a Randolph. Tiene una tarea para mí allí”. El Sr. Nichols tenía una profunda consideración por haber dado su palabra. Había prometido llevarla a Boston a la mañana siguiente, y ansiosamente preguntó: “¿Qué debo hacer con mi promesa a Sargent y Robbins?” “No se preocupe”, dijo la Srta. Harmon, “el Señor me ha pedido que vaya en otro rumbo”. “Bueno”, dijo el Sr. Nichols, “No lo entiendo”. “El Señor me mostró que lo entenderíamos cuando lleguemos allá”, dijo la Srta. Harmon. “Bien”, dijo el Sr. Nichols, “no hay manera en que llegue allí a menos que vayamos y la llevemos, pero no sé cómo voy a explicar esto a los hermanos en Boston”. El Sr. Nichols además me dijo que “la Hna. Harmon vio la hipocresía de ellos en la visión, que no habría reunión en Boston el día de reposo, que Sargent y Robbins, y otros adversarios se reunirían con un grupo grande en Randolph (a 20 km, trece millas) el sábado; y que debían encontrarse con los opositores en Randolph, en su reunión el domingo, y que allí daría un mensaje que había recibido para ellos, que convencería a los sinceros, los que no tenían prejuicios, de que si las visiones venían del Señor o de Satanás”. En lugar de ir a Boston y luego a Randolph, con lo que la distancia era de 35 km (22 millas), fueron directamente a Randolph, llegando allí a la hora de la reunión. Allí encontraron a los mismos que habían acordado encontrarse con él en Boston. El Sr. Nichols entonces dijo: “Ahora entiendo”. GMA 197.1
Este esfuerzo de Sargent y Robbins para evadir el testimonio de la Srta. Harmon, y la manera en la que ella fue dirigida para encontrarse con ellos, tuvo una gran influencia sobre la mente de algunos que estaban presentes. De la reunión misma, citaré el informe como lo dio el Sr. Nichols. GMA 197.2