“No importa cuál sea el largo del vestido, debieran tener las piernas tan bien protegidas como las tienen los hombres. Esto lo pueden conseguir usando pantalones forrados, que terminen recogidos con una cinta para ser atados alrededor de los tobillos, o bien que tengan un ancho parejo hasta abajo disminuyendo de ancho al final hasta ajustarse debajo de los tobillos, a la altura de los zapatos. Las piernas y tobillos así quedan protegidos contra las corrientes de aire. Si los pies y las piernas se mantienen protegidos con ropa abrigadora, la circulación se igualará y la sangre permanecerá pura y saludable, porque no se enfría ni se entorpece la circulación por el cuerpo” [Testimonios, Vol. 1, pp. 405, 406]. GMA 302.2
La longitud de este vestido fue presentada como un medio recomendable entre el vestido con cola, y la costumbre americana. No se dijo que cada una debía usarlo, sino que no debían seguir una conducta que anulara su influencia, y disgustara a aquellos a quienes deben ayudar. No se dijo que debían cubrirse los tobillos de la manera descrita aquí, pero que podría hacerse de ese modo. Si el mismo objeto se logra de alguna otra manera, como con trajes interiores largos y sobrecalzas tejidas, estaría perfectamente en armonía con ese testimonio. GMA 302.3