Entre las visiones dadas a los profetas, los siervos de Dios, parece haber dos clases: una llamada “visión abierta”, o las que fueron dadas donde el individuo podía ser visto mientras estaba en visión; y la otra llamada “visiones de la noche”. Se hace referencia a la primera clase en 1 Samuel 3:1, donde se encuentra la experiencia del niño Samuel en estas palabras: “La palabra de Jehová escaseaba en aquellos días; no había visión con frecuencia”. GMA 380.1