Aunque se puede alegar que no solo tenemos la excelente instrucción de las Escrituras del Antiguo Testamento, sino además las palabras de nuestro Salvador mismo, y de los apóstoles, ¿qué necesidad tenemos de luz adicional? El hecho es que estos mismos santos apóstoles señalaron hacia adelante, a los últimos días, cuando “vendrán tiempos peligrosos”, y cuando los hombres “tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella”, diciéndonos también que “algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios”. GMA 389.2
En vista de todo esto, a ese pueblo de quien Pablo habla al escribir a los Tesalonicenses (que no estará en oscuridad, para que el día de Cristo no venga como ladrón, sino que serán hijos de luz), se los exhorta a “examinadlo todo” de la manera de “profecías”, y a retener “lo bueno”.141 Tesalonicenses 5:5, 20, 21. Esto es equivalente a decirles que el pueblo que esperará la venida del Señor Jesucristo, que al final estará preparado para ese día, tendrá “buenas” y verdaderas manifestaciones del don de profecía entre ellos. GMA 389.3