No solo la calidad de Mesías de Cristo fue atestiguada por el descenso visible del Espíritu Santo en una forma corporal, como una paloma, pero también por una voz del cielo. En el Evangelio según Mateo leemos: “Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia”.9Mateo 3:16, 17. GMA 44.1
Aunque Juan “ninguna señal hizo”, la gente, cuando veía el gran poder que acompañaba al ministerio de Cristo, fueron impulsados a decir: “Todo lo que Juan dijo de éste, era verdad”.10Juan 10:41. GMA 44.2