Las maravillosas palabras y enseñanzas de Cristo llevaron a la gente a decir: “¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre!”21Juan 7:46. Y cuando sanó a un hombre ciego y mudo, “toda la gente estaba atónita, y decía: ¿Será éste aquel Hijo de David?”.22Mateo 12:23. O en otras palabras, ¿no es éste la simiente de David, el Salvador prometido? “Y venido a su tierra, les enseñaba en la sinagoga de ellos, de tal manera que se maravillaban, y decían: ¿De dónde tiene éste esta sabiduría y estos milagros? ¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos Jacobo, José, Simón y Judas?”23Mateo 13:54, 55. GMA 46.2
Alrededor del tercer año del ministerio de Cristo, cuando estaba en el templo participando de la fiesta de la dedicación, los judíos vinieron a él y le dijeron: “¿Hasta cuándo nos turbarás el alma? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente”.24Juan 10:24. El año anterior, cuando había hecho el asombroso milagro de la alimentación de cinco mil con “cinco panes de cebada y dos pececillos”, “entendiendo Jesús que iban a venir para apoderarse de él y hacerlo rey, volvió a retirarse al monte él solo”.25Juan 6:15. GMA 46.3