“A mitad de julio la bendición de Dios en la recuperación de los apóstatas comenzó a acompañar la proclamación del tiempo, y aquellos que aceptaban cualquiera de los conceptos referidos antes, manifestaban un cambio marcado en su conducta, y un repentino despertar del sueño, según lo predicho. ‘A la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle! Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas’. Desde julio estos movimientos ocurrieron en diferentes lugares de la Nueva Inglaterra, y eran distintos uno del otro, pero a todos acompañó la bendición de Dios, al recuperar a muchos cuyas lámparas casi se habían apagado, y en la santificación de sus santos. En el campestre de Exeter, se encontraron todas estas influencias, mezcladas en un gran movimiento, y rápidamente se extendió a todos los grupos adventistas en el país”. GMA 124.2