El Señor dará a nuestros sanatorios cuya obra ya se encuentra establecida, una oportunidad de colaborar con él en la asistencia de las instituciones recién establecidas. Cada nueva institución debe considerarse como una hermana colaboradora en la gran obra de la proclamación del mensaje del tercer ángel. Dios ha dado a nuestros sanatorios una oportunidad de poner en acción una obra que será como una piedra viviente, que crecerá a medida que una mano invisible la haga rodar. Pongamos en movimiento esta piedra mística. CSI 217.1
El Señor me ha instruido que amoneste a los que en el futuro establecerán sanatorios en nuevos lugares, que comiencen su obra con humildad, consagrando sus habilidades a su servicio. Los edificios que se construyan no deberán ser grandes ni costosos. Hay que establecer pequeños sanatorios locales en conexión con nuestras escuelas de adiestramiento. En estos sanatorios hay que concentrar hombres y mujeres jóvenes que posean habilidades y consagración, que se conduzcan en el amor y el temor de Dios; los que, cuando estén preparados para graduarse, no piensen que ya saben todo lo que necesitan saber, sino que estén dispuestos a estudiar diligentemente y a practicar cuidadosamente las lecciones dadas por Cristo. La justicia de Cristo irá delante de ellos y la gloria de Dios irá a su retaguardia. CSI 217.2