Nunca debiéramos depender del reconocimiento y de la posición que el mundo otorga. En el establecimiento de instituciones, nunca debiéramos tratar de competir con las instituciones del mundo en tamaño ni en esplendor. Obtendremos la victoria, no mediante el recurso de erigir edificios enormes, en competir con los enemigos, sino manifestando el espíritu de Cristo como un espíritu de mansedumbre y humildad. Es mucho mejor llevar la cruz y experimentar chascos, pero obtener la vida eterna al final, que vivir como príncipes y perder el cielo. CSI 222.5
El Salvador de la humanidad nació en un hogar humilde, en un mundo malvado y maldecido por el pecado. Fue criado oscuramente en Nazaret, un pueblecito de Galilea. Comenzó su obra en la pobreza y sin posición mundanal. Así Dios introdujo el Evangelio en una forma completamente diferente de la que muchos en la actualidad consideran sabio proclamar el mismo Evangelio. CSI 223.1
Al comienzo mismo de la dispensación evangélica, él enseñó a su iglesia a confiar, no en la posición mundanal ni en el esplendor, sino en el poder de la fe y la obediencia. El favor de Dios tiene más valor que el oro y la plata. El poder del Espíritu Santo es de un valor incalculable. CSI 223.2
Así dice el Señor: “Los edificios darán carácter a mi obra únicamente cuando quienes los construyan sigan mis instrucciones concernientes al establecimiento de instituciones. Si los que han administrado y sustentado la obra en el pasado hubieran estado siempre controlados por principios puros y abnegados, nunca se hubiera producido una acumulación egoísta de una gran parte de mis recursos en uno o dos lugares. Se hubieran establecido instituciones en numerosas localidades. Las semillas de la verdad sembradas en un número mayor de campos, hubieran brotado y producido fruto para mi gloria. CSI 223.3
“Los lugares que han sido descuidados ahora deben recibir atención. Mi pueblo debe llevar a cabo una obra definida y rápida. Los que con pureza de propósito se consagran plenamente a mí, de alma, cuerpo y espíritu, trabajarán con mis métodos y en mi nombre. Todos deberán estar en su puesto, y contemplarme como su Guía y Consejero. CSI 223.4
“Instruiré al ignorante y ungiré con colirio celestial los ojos de muchos que ahora viven en oscuridad espiritual. Levantaré a instrumentos que llevarán a cabo mi voluntad para preparar un pueblo a fin de que se presente ante mí en el tiempo del fin. En muchos lugares que antes de esto debieran haber sido provistos con sanatorios y colegios, estableceré mis instituciones y esas instituciones se convertirán en centros educativos para la preparación de obreros”. CSI 224.1