La observancia del sábado es la señal entre Dios y su pueblo. No tengamos vergüenza de portar la señal que nos distingue del mundo. Mientras meditaba sobre este asunto recientemente en las horas de la noche, Uno que tenía autoridad nos aconsejó que estudiáramos la instrucción dada a los Israelitas con relación al sábado. “Con todo eso vosotros guardaréis mis sábados—había declarado el Señor—; porque es señal entre mí y vosotros por vuestras edades, para que sepáis que yo soy Jehová que os santifico. Así que guardaréis mis sábados, porque santo es a vosotros... Seis días se hará obra, mas el día séptimo es sábado de reposo consagrado a Jehová; cualquiera que hiciere obra el día del sábado morirá ciertamente. Guardarán, pues, el sábado los hijos de Israel; celebrándolo por sus edades por pacto perpetuo: Señal es para siempre entre mí y los hijos de Israel”. Éxodo 31:13-17. CSI 232.1
El sábado ha de ser siempre la señal que distinga a los obedientes de los desobedientes. Satanás ha trabajado con poderosa maestría para anular el cuarto mandamiento y conseguir con ello que se pierda de vista la señal de Dios. El mundo cristiano ha pisoteado el sábado del Señor y en su lugar observa un día de reposo instituido por el enemigo. Pero el Señor tiene un pueblo que le es leal. Su trabajo se ha de llevar a cabo en líneas rectas. La gente que ostenta su señal debe establecer iglesias e instituciones que sean monumentos para él. Por humilde que sea su apariencia, estos monumentos testificarán constantemente en contra del falso día de reposo instituido por Satanás y en favor del sábado establecido por el Señor en el Edén, cuando juntas cantaban todas las estrellas del alba y todos los hijos de Dios lanzaban exclamaciones de regocijo. CSI 232.2
Hay peligro de que penetre en nuestros sanatorios un espíritu de irreverencia y negligencia en la observancia del sábado. A los hombres de responsabilidad que hay en la obra misionera médica les incumbe el deber de dar instrucción a los médicos, a los enfermeros y auxiliares, con respecto a la santidad del día santo de Dios. Cada médico debe esforzarse especialmente por dar el buen ejemplo. La indolencia de sus deberes le induce naturalmente a sentirse justificado por hacer el sábado muchas cosas que no debiera hacer. En lo posible debe planear su trabajo de modo que pueda dejar de lado sus deberes comunes. CSI 232.3