No nos desanimemos unos a otros. Unámonos para llevar al éxito todas las fases de la obra del Señor. Si alguien acude a nosotros y habla con desánimo acerca de la obra en una u otra de nuestras instituciones, y nos dice que son extravagantes en exceso, debemos contestar: “Lo siento si eso es así, pero prestémosle nuestra ayuda si están en dificultades”. Cuando hablamos en esta forma, evitaremos gran parte del mal que podría resultar si quitáramos nuestro apoyo y si rehusáramos ayudar a los que posiblemente han sido juzgados equivocadamente. No desanimemos nunca ni siquiera a los que han obrado mal, tratándolos como si hubieran cometido un pecado imperdonable contra nosotros. Más bien animémoslos en toda forma posible y si vemos que se están esforzando en una empresa digna, esforcémonos con ellos... CSI 240.1
Debemos perseverar en la oración. Es nuestro gran privilegio fijar nuestras almas desvalidas en Jesucristo y confiar para nuestra salvación en sus méritos. Hablemos palabras que elevarán y ennoblecerán y que ejercerán impresiones agradables sobre las mentes de las personas con quienes nos relacionamos. El Señor quiere que seamos santificados y que andemos en humildad de mente ante él. Si obedecemos sus mandamientos nadie podrá lanzarnos ni un solo reproche con razón. Otros podrán hablar de nosotros, podrán esparcir informes malignos acerca de nosotros, pero esos informes serán falsos. CSI 240.2