Vi que la razón por la cual Dios no contestaba más plenamente las oraciones que sus siervos elevaban por los enfermos que hay entre nosotros, era que no podía ser glorificado haciéndolo mientras violaran las leyes de la salud. También vi que él se proponía que la reforma pro salud y el Instituto de Salud prepararan el camino para que la oración de fe fuera plenamente contestada. La fe y las buenas obras debieran ir de la mano en la obra de aliviar a los afligidos que viven entre nosotros, y de prepararlos para que glorifiquen a Dios aquí y sean salvados en la venida de Cristo. Dios prohíbe que esas personas afligidas se chasqueen y apesadumbren al encontrar que los administradores del Instituto trabajan solamente desde un punto de vista mundanal, en lugar de añadir a la práctica médica las bendiciones y virtudes del personal médico, que deben ser como padres y madres en Israel. CSI 244.1
Que nadie se forme la idea de que el Instituto es el lugar al que se puede ir para ser restaurado por la oración de fe. Este es el lugar donde se puede encontrar alivio de la enfermedad por medio de los tratamientos y de los hábitos correctos de vida, y donde se puede aprender a evitar la enfermedad. Pero si hay un lugar bajo el cielo más que otro donde debieran ofrecerse oraciones calmantes y compasivas por hombres y mujeres de devoción y fe, es en esta Institución. Los que tratan a los enfermos debieran avanzar en su importante obra confiando firmemente en Dios para tener su bendición a fin de obtener los recursos que él ha provisto en su gracia, y a los cuales en su misericordia ha llamado nuestra atención como pueblo, tales como el aire puro, la higiene, el régimen de alimentación saludable, los períodos debidos de trabajo y descanso, y el empleo del agua. No debieran tener ningún interés egoísta fuera de esta obra importante y solemne.—Testimonies for the Church 1:561 (1865). CSI 244.2