Al ejercer el poder de la legislación religiosa, el movimiento llamado Reforma Nacional manifestará, cuando esté plenamente desarrollado la misma intolerancia y opresión que prevalecieron en siglos pasados. Los concilios humanos asumieron entonces las prerrogativas de la Divinidad y aplastaron bajo su poder despótico la libertad de conciencia; a ello siguieron el encarcelamiento, el destierro y la muerte de los que se oponían a sus dictados. Si por la legislación el papismo y sus principios vuelven a tener poder, se volverán a encender los fuegos de la persecución contra aquellos que no sacrifiquen su conciencia y la verdad en deferencia a los errores populares. Este mal está a punto de producirse. 2JT 319.1
Cuando Dios nos ha dado una luz que revela los peligros que nos esperan, ¿cómo podemos ser inocentes a sus ojos si no hacemos todo esfuerzo posible para presentarla a la gente? ¿Podemos permitir que arrostre sin advertencia esta tremenda crisis? 2JT 319.2
Tenemos delante de nosotros la perspectiva de una lucha larga, con riesgo de encarcelamiento, pérdida de bienes y aun de la vida misma, para defender la ley de Dios, que es anulada por las leyes de los hombres. En esta situación, los métodos políticos del mundo recomendarían que se cumplan exteriormente las leyes del país, por amor a la paz y la armonía. Y hasta habrá quienes recomienden una conducta tal basados en este pasaje: “Toda alma se someta a las potestades superiores; ... y las que son, de Dios son ordenadas.” Romanos 13:1. 2JT 319.3
Pero ¿cuál fué la conducta de los siervos de Dios en siglos pasados? Cuando los discípulos predicaron a Cristo y Cristo crucificado, después de su resurrección, las autoridades les ordenaron que no hablasen ni enseñasen en el nombre de Jesús. “Entonces Pedro y Juan, respondiendo, les dijeron: Juzgad si es justo delante de Dios obedecer antes a vosotros que a Dios: porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído.” Hechos 4:19, 20. Continuaron predicando las buenas nuevas de la salvación por Cristo; y el poder de Dios dió testimonio al mensaje. Los enfermos eran sanados, y miles eran añadidos a la iglesia. “Entonces levantándose el príncipe de los sacerdotes, y todos los que estaban con él, que es la secta de los Saduceos, se llenaron de celo; y echaron mano a los apóstoles, y pusiéronlos en la cárcel pública.” Hechos 5:17, 18. 2JT 319.4
Pero el Dios del cielo, el poderoso Gobernante del universo, tomó el asunto en sus manos; porque los hombres guerreaban contra su obra. Les mostró claramente que hay quien impera sobre los hombres, alguien cuya autoridad debe ser respetada. El Señor envió a su ángel de noche a abrir las puertas de la cárcel; y sacó a esos hombres a quienes él había ordenado que hiciesen su obra. Los príncipes dijeron: No habléis ni enseñéis “en el nombre de Jesús;” pero el mensajero celestial enviado por Dios dijo: “Id, y estando en el templo, hablad al pueblo todas las palabras de esta vida.” Hechos 4:18; 5:20. 2JT 320.1
Los que procuran obligar a los hombres a observar una institución del papado y pisotear la autoridad de Dios, están haciendo una obra similar a la de los príncipes judíos en los días de los apóstoles. Cuando las leyes de los gobernantes terrenales se opongan a las leyes del Gobernante supremo del universo, entonces le serán fieles los que son leales súbditos de Dios. 2JT 320.2