Como pueblo no hemos hecho la obra que Dios nos ha confiado. No estamos listos para la crisis que nos impondrá la promulgación de la ley dominical. Es deber nuestro, mientras vemos las señales de que se acerca el peligro, levantarnos y obrar. Nadie se quede sentado en serena expectación del mal, consolándose con la creencia de que esta obra debe ir adelante porque la profecía lo ha predicho, y que el Señor protegerá a su pueblo. No estamos haciendo la voluntad de Dios si permanecemos quietos sin hacer nada para preservar la libertad de conciencia. Deben ascender a Dios oraciones fervientes y eficaces para que esta calamidad sea diferida hasta que podamos realizar la obra que durante tanto tiempo ha sido descuidada. Elévense oraciones muy fervientes; y luego trabajemos en armonía con nuestras oraciones. Puede parecer que Satanás triunfa y que la verdad está abrumada por la mentira y el error; puede verse en peligro el pueblo sobre el cual Dios extendió su escudo y el país que fué asilo de los siervos de Dios oprimidos por razones de conciencia y por defender la verdad. Pero Dios quiere que recordemos cómo en lo pasado él salvó a su pueblo de sus enemigos. Siempre eligió para manifestar su poder los momentos de extrema necesidad, cuando no parecían tener posibilidad de verse librados de la acción de Satanás. La necesidad del hombre es la oportunidad de Dios. 2JT 320.3
Puede ser que un momento de respiro sea concedido todavía al pueblo de Dios para que se despierte y deje brillar su luz. Si la presencia de diez justos habría salvado a las ciudades impías de la llanura, ¿no será posible que Dios, en respuesta a las oraciones de su pueblo, refrene las obras de los que están anulando su ley? ¿No humillaremos nuestro corazón en gran manera delante de Dios e intercederemos con él para que revele su gran poder? 2JT 321.1
Si nuestro pueblo conserva la actitud indiferente que ha asumido, Dios no podrá derramar su Espíritu sobre él. Sus miembros no estarán preparados para cooperar con él. No se percatan de la situación ni comprenden el peligro que los amenaza. Como nunca antes debieran sentir su necesidad de velar y actuar en concierto. 2JT 321.2
No se ha comprendido la importancia que tiene la obra peculiar del tercer ángel. Dios quería que sus hijos adelantasen mucho más de lo que han adelantado hasta hoy. Pero ahora, cuando ha llegado el momento de actuar, tienen que hacer preparativos. Cuando los Reformadores Nacionales empezaron a insistir en que se adoptasen medidas para restringir la libertad religiosa, nuestros dirigentes debieran haber comprendido la situación y haber trabajado seriamente para contrarrestar estos esfuerzos. No concuerda con la orden de Dios que nuestro pueblo haya sido privado de la luz, la verdad presente que necesita para este tiempo. No todos nuestros ministros que están dando el mensaje del tercer ángel comprenden realmente lo que constituye este mensaje. El movimiento de Reforma Nacional ha sido considerado por algunos como de tan poca importancia que no merece mucha atención, y hasta les ha parecido que si se la dedicasen, estarían ocupando su tiempo en cuestiones distintas del mensaje del tercer ángel. El Señor perdone a nuestros hermanos por haber interpretado así el mensaje destinado a este tiempo. 2JT 321.3