El Señor quiere que los terrenos que rodean la escuela se le dediquen a él como aula suya. Estamos situados donde hay abundancia de tierra, por lo que los terrenos cercanos a la escuela y la iglesia no deben ser ocupados por domicilios privados. Los que creen la verdad para este tiempo no han sido todos transformados en su carácter. No todos constituyen lecciones prácticas adecuadas, por cuanto no representan el carácter de Cristo. Muchos de aquellos a quienes les gustaría acercarse a la iglesia y la escuela, no prestarían ayuda, sino que serían estorbos. Creen que ellos deben ser ayudados y favorecidos. No aprecian ni el carácter ni la situación de la obra en que estamos empeñados. No comprenden que todo lo hecho en Avondale se ha llevado a cabo con penoso trabajo y mediante el empleo de dinero dado con sacrificio o que ha de devolverse a aquellos de quienes se lo tomó prestado. 2JT 449.1
Entre aquellos que querrán establecerse cerca de nuestras escuelas habrá algunos que están llenos de un alto concepto de sí mismos y se preocupan mucho de su propia reputación. Son quisquillosos y facciosos. Necesitan convertirse, por cuanto están lejos de hallarse en condición de recibir la bendición del Señor. Satanás los tienta a que pidan favores que, si les son concedidos, sólo los perjudicarán y de este modo acarrearán ansiedad a sus hermanos. Los principios vivos de la Palabra de Dios tienen que ser introducidos en la vida de muchos que ahora no encuentran lugar para ellos. Los que están aprendiendo en la escuela de Cristo, considerarán cada favor proveniente de Dios como demasiado bueno para ellos. Reconocerán que no merecen todo lo bueno que reciben y se tendrán por dichosos. Sus rostros manifestarán paz y descanso en el Señor por cuanto tienen la promesa de que Dios cuida de ellos. 2JT 449.2
“Jehová dijo así: El cielo es mi solio, y la tierra estrado de mis pies: ¿dónde está la casa que me habréis de edificar, y dónde este lugar de mi reposo? Mi mano hizo todas estas cosas, y así todas estas cosas fueron, dice Jehová: mas a aquél miraré que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra.” Isaías 66:1, 2. Durante los últimos días del año 1898 ocurrieron muchos incidentes que nos enseñaron lo que estas palabras significan. Mi corazón estaba grandemente abrumado y entonces me fueron expuestos asuntos relativos a los males que habrían de surgir de la entrega del terreno próximo a la escuela para que fuese ocupado por viviendas. Parecía que estábamos en una reunión de consulta y entre nosotros había Uno de quien se esperaba que nos ayudase a salir de nuestras dificultades. Las palabras que pronunció fueron sencillas y terminantes. Dijo: 2JT 450.1
“Por designio de Dios, este terreno es para beneficio de la escuela. Habéis tenido pruebas de cómo obra la naturaleza humana y de lo que ella revelará al ser tentada. Cuanto mayor sea el número de familias que se establezcan alrededor de la escuela, tanto más numerosas serán las dificultades que surgirán en el camino de maestros y alumnos. El egoísmo natural de los hijos de los hombres está siempre listo para manifestarse si alguna cosa no les conviene. Este terreno que rodea la escuela ha de ser la labranza de la escuela y dicha labranza ha de ocupar mucho más espacio que lo que vosotros habéis pensado. Aquí se ha de hacer trabajo relacionado con el estudio, de acuerdo con los consejos dados. Avondale ha de ser un centro filantrópico. El pueblo de Dios residente en Australia ha de ser movido por el Espíritu del Señor a ofrecer simpatía y recursos para el sostén y fomento de muchas iniciativas de caridad y benevolencia que constituirán medios de enseñar a los pobres, los desamparados e ignorantes para que sepan valerse a sí mismos.” 2JT 450.2