137. Dios le ha provisto al hombre abundantes medios para satisfacer un apetito no pervertido. Ha extendido delante de él los productos de la tierra: una variedad abundante de alimentos que son deliciosos al paladar y nutritivos para el sistema. Nuestro benévolo Padre celestial nos dice que podemos comer libremente de ellos. Las frutas, los cereales y las legumbres, preparados de una manera sencilla, libre de especias y grasas en todas sus formas, constituyen, junto con la leche o la crema, el régimen más saludable. Imparten nutrición al cuerpo, y otorgan un poder de resistencia y un vigor de intelecto que no son producidos por un régimen estimulante.—Christian Temperance and Bible Hygiene, 47; Counsels on Health, 114, 115 (1890). CRA 109.2
138. En los cereales, las frutas, las verduras y legumbres y los frutos oleaginosos o nueces han de encontrarse todos los elementos alimenticios que necesitamos. Si acudimos al Señor con sencillez de mente, él nos enseñará cómo preparar alimentos sanos, libres de la corrupción de la carne usada como alimento.—Manuscrito 27, 1906. CRA 109.3