141. En el consumo de los alimentos, debemos ejercer buen sentido. Cuando descubrirnos que cierto alimento no nos asienta bien, no necesitamos escribir cartas para averiguar la causa de la molestia. Cambiemos el régimen; usemos menos de ciertos alimentos; proveamos otras preparaciones. Pronto conoceremos el efecto que tienen sobre nosotros determinadas combinaciones. Como seres humanos inteligentes, estudiemos individualmente los principios, y hagamos uso de nuestra experiencia y juicio para decidir cuáles son los mejores alimentos para nosotros.—Joyas de los Testimonios 3:137 (1902). CRA 111.1
[No todos pueden subsistir con el mismo régimen—322] CRA 111.2
142. Dios nos ha dado una amplia variedad de alimentos sanos, y cada cual debe escoger el que más convenga a sus necesidades, conforme a la experiencia y a la sana razón. CRA 111.3
La abundancia de frutas frescas, frutas oleaginosas y cereales que nos proporciona la naturaleza es grande, y año tras año se acrecienta la facilidad de comunicaciones que permite el intercambio de productos de un país con otro. Como resultado, muchos alimentos que hace pocos años se consideraban lujos están hoy al alcance de todos para el consumo diario. Esto sucede principalmente con las frutas desecadas y las puestas en conserva.—El Ministerio de Curación, 228 (1905). CRA 111.4
[No hemos de limitar la alimentación en anticipación del tiempo de angustia—323] CRA 111.5
[Variedad y esmero en la preparación—320] CRA 111.6
[Régimen adecuado en nuestros sanatorios—426, 427, 428, 429, 430] CRA 111.7
[En el hogar de los White no había una alimentación pobre.—Apéndice I:8, 17.] CRA 111.8