Querida Hna. Lucinda,
Recibimos tu carta ayer por la tarde. También recibimos una de Jaime. Lucinda, no sé si debo cambiar ahora una certidumbre por una incertidumbre. Si me fuera al Este, la felicidad de Jaime podría tornarse irritación y protesta. Estoy completamente disgustada con este estado de cosas, y no quisiera hacer nada que pudiera desembocar en esto. Cuanto más pienso en el tema, tanto más decidida estoy a quedarme aquí, a menos que Dios me dé una luz diferente. Quizá nunca tenga una oportunidad mejor que la que tengo al presente para hacer el trabajo que Dios me pide que haga. Estoy pidiendo luz, y si es mi deber asistir a los congresos, lo sabré. HD 264.7
Mary está ayudando ahora, pero si yo vuelvo al Este, ella se retirará. Satanás ha estado obstruyendo mi trabajo de escribir por largos años, y no quiero volver a eso. Temo a los cambios de genio de Jaime; sus fuertes emociones, sus censuras y la forma en que me juzga. Se ha sentido libre de tratar de restringir mi libertad, y decirme que es un mal espíritu el que me dirige, etc. Y no es fácil colocarse nuevamente en una posición donde él se interpondrá en mi camino y yo en el suyo. HD 265.1
No Lucinda; no pienso asistir a los congresos este año. Dios en su providencia nos ha dado trabajos que realizar a ambos, y debemos hacerlos en forma separada, independiente. Él está feliz y yo también lo estoy; pero me temo que la felicidad cambiaría si nos encontráramos. Respeto tu juicio, pero creo que debo sentirme libre de hacer mi trabajo. No puedo soportar el pensamiento de perjudicar la obra de Dios por la depresión que he experimentado innecesariamente. Mi trabajo está en Oakland; no voy a dar un solo paso hacia el Este, a menos que el Señor me diga: “Ve”. Entonces, alegremente y sin murmurar, lo haré. HD 265.2
Una gran parte de mi utilidad en la vida se ha perdido. Si Jaime se hubiera retractado, sería diferente. Él dijo que no debíamos controlarnos el uno al otro; yo no lo he hecho, pero el sí, y mucho más. Nunca he sentido este asunto como lo siento ahora. No puedo tener confianza en el juicio de Jaime con referencia a mi trabajo. Él parece querer dirigirme como si yo fuera una niña. “No vayas a tal lugar; no te encuentres con la Hna. Willis porque te va a influir; no debieras ir a Petaluma, etc.” Pienso que Dios no ha resuelto que debo decidir mis deberes mediante mi esposo. Creo que Dios me los mostrará si confío en él. HD 265.3
Ahora estoy alegre y feliz. Mis nervios se están calmando, mi sueño es dulce y mi salud es buena. Espero no haberte escrito cosas fuera de lugar; pero no son nada más que mis sentimientos, y nadie sabe estas cosas sino tú. HD 265.4
Que el Señor me ayude a sentir y hacer lo que es correcto. Si las cosas fueran diferentes, sentiría que es mi deber asistir a los congresos. Pero como están las cosas, no siento que sea mi deber. Dios me está bendiciendo en mi trabajo. Si Dios me muestra en un sueño o de alguna otra manera una nueva dirección, seguiré alegremente esa luz, porque Dios es el que vive y reina. Siempre responderé a sus llamados y trataré de hacer su voluntad.—Carta 64, 10 de mayo de 1876. HD 265.5