El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos. Lucas 4:18. AFC 44.3
Los sufrimientos de la humanidad siempre tocaron el corazón de Cristo y demandaron su simpatía. Actuó con piedad y compasión hacia los afligidos de alma o cuerpo. Su ejemplo en el trato de los dolientes y afligidos debiera enseñarnos a tener compasión y piedad por sus criaturas dolientes. Cristo sufrió en la carne... Supo lo que es sufrir los agudos tormentos del hambre y ha dejado lecciones especiales en cuanto a alimentar a los hambrientos y cuidar de los necesitados, y ha declarado que al socorrer a los necesitados, lo estamos socorriendo a él... Supo lo que era el sufrimiento de la sed, y declaró que no perdería su recompensa un vaso de agua fría dado en su nombre a cualquiera de sus discípulos.—Manuscrito 35, 1895. AFC 44.4
Cristo fue un obrero activo y constante. Encontró a la religión cercada por elevadas y empinadas murallas de aislamiento, como algo demasiado sagrado para las actividades de la vida diaria. Derribó las murallas de separación y extendió su poder ayudador en favor de los necesitados... No preguntaba: ¿Cuál es tu credo? ¿A qué iglesia perteneces? Su vida se distinguió por un interés activo, ferviente y amante... AFC 45.1
El Señor Jesús sabe lo que significa la pobreza. Él es el gran misionero de los pobres, los enfermos y dolientes... AFC 45.2
En la humanidad de Cristo hay áureas fibras que unen al pobre, creyente y confiado, con el alma de infinito amor de Cristo.—Manuscrito 22, 1898. AFC 45.3