De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. 2 Corintios 5:17. AFC 62.4
Cuando el corazón se convierte realmente, eso se manifiesta en una transformación del carácter, pues los convertidos se asemejan a Cristo. El orgullo no mora más en el corazón, el pecado parece abominable. El alma convertida odia las cosas que depravan su sensibilidad moral. Odia lo que crucificó al Señor de la vida y de la gloria. Los que están verdaderamente convertidos crecen en el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, y al aumentar el conocimiento de Cristo, ven más claramente dónde radica su propia debilidad, comprenden la profunda depravación de su naturaleza. Comprenden la fuerza del pecado, y conocen el poder de sus viejos hábitos... Diariamente se dan cuenta de su incapacidad para hacer cualquier cosa sin la ayuda de Jesucristo... AFC 62.5
Cuando el pecador contempla al Cordero de Dios, ve más claramente lo que ha provisto Dios para quitar los pecados del mundo. Ve la suficiencia y capacidad del Espíritu de gracia para cada conflicto... AFC 63.1
El verdadero cristiano no rehusará ser abnegado por causa de Cristo. Los que son hijos de Dios son obreros fervientes; no son siervos indolentes. No hay zánganos en la casa de Dios. Cada miembro de la familia de la fe tiene una obra que le ha sido asignada... Si es estudiante en la escuela de Cristo, aprenderá la forma de dar testimonio, cómo orar, cómo ser un testigo viviente para el Maestro... AFC 63.2
El verdadero cristiano será un estudiante diligente y constante. Comprenderá que le falta sabiduría, fortaleza y experiencia, y colocará su voluntad y todos sus intereses al cuidado del gran Maestro.—Carta 12a, 1893. AFC 63.3