Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. Mateo 5:20. AFC 114.3
La justicia de los escribas y fariseos era egoísta, y consistía en formas externas. La justicia que Dios requiere es tanto interna como externa. Debe purificarse el corazón, de lo contrario Cristo no podrá ser entronizado allí. La vida debe conformarse con la voluntad de Dios.—Carta 102, 1901. AFC 114.4
Las formas externas no pueden ocupar el lugar de la piedad interior. Los maestros judíos se exaltaban a sí mismos como justos; llamaban malditos a todos los que eran diferentes a ellos, y les cerraban las puertas del reino de los cielos, declarando que no eran justos los que no habían aprendido en sus escuelas. Pero con todas sus críticas y exigencias, con todas sus formas y ceremonias, eran una ofensa para Dios. Rebajaban y despreciaban precisamente a los que eran preciosos a la vista del Señor... AFC 114.5
Los inventos humanos, los planes humanos y los consejos humanos no tendrán poder. Solo en Cristo Jesús podrá resistir la iglesia que esté cerca del período de la venida de Cristo. Su Redentor requiere de ella que avance en piedad, que tenga un celo que aumente, que entienda mejor, a medida que se acerque al fin, que su “elevada vocación” es “de Dios, en Cristo Jesús”. AFC 115.1
Hay gloriosas verdades que han de estar ante el pueblo de Dios. Privilegios y deberes que ni siquiera sospechan que están en la Biblia serán colocados ante los seguidores de Cristo. Mientras prosiguen en el sendero de humilde obediencia, haciendo la voluntad de Dios, conocerán más y más de los oráculos de Dios y se confirmarán en las doctrinas correctas. AFC 115.2
El bautismo del Espíritu Santo despejará las suposiciones humanas, derribará barreras erigidas por nosotros mismos, y hará que cese el sentimiento de que “yo soy más santo que tú”.—Carta 5, 1889. AFC 115.3