Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Éxodo 20:8. DNC 70.1
Al mismo comienzo del cuarto mandamiento el Señor dijo: “Acuérdate”. El sabía que en medio de la multitud de cuidados y perplejidades el hombre se vería tentado a excusarse de satisfacer todo lo requerido por la ley, o se olvidaría de su importancia sagrada. Por lo tanto dijo: “Acuérdate del día de reposo para santificarlo”. DNC 70.2
Cuando el sábado es así recordado, no se permitirá que lo temporal usurpe lo que pertenece a lo espiritual. Ningún deber que pertenece a los seis días hábiles será dejado para el sábado. Durante la semana nuestras energías no serán agotadas de tal manera en el trabajo temporal que, en el día en que el Señor descansó y fue refrigerado, estemos demasiado cansados para dedicarnos a su servicio... DNC 70.3
Termínense el viernes los preparativos para el sábado. Cuidad de que toda la ropa esté lista y que se haya cocinado todo lo que debe cocinarse... El sábado no ha de destinarse a reparar ropas, a cocinar alimentos, a los placeres o a ningún otro empleo mundanal. Antes de que se ponga el sol debe ponerse a un lado todo trabajo secular y todos los periódicos de ese carácter deben ser puestos fuera de la vista. Padres, expliquen su trabajo y su propósito a sus hijos, y permitan que ellos compartan en su preparación para guardar el sábado conforme al mandamiento. DNC 70.4
Hay otra obra que debe recibir atención en el día de la preparación. En este día todas las diferencias entre los hermanos, sean en la familia o en la iglesia, deberán dejarse a un lado. Expulsemos del alma toda amargura, furia o malicia. En un espíritu de humildad, “confesad vuestras faltas los unos a los otros y orad los unos por los otros”. DNC 70.5
Antes de la puesta del sol congréguense los miembros de la familia para leer la Palabra de Dios y para cantar y orar. DNC 70.6
Debemos cuidar celosamente las extremidades del sábado. Recordemos que cada momento es tiempo santo y consagrado.*Año bíblico: Deuteronomio 17-19. DNC 70.7