Y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Mateo 28:20. ELC 190.1
Tenemos toda exhortación de que si entregamos diariamente nuestra voluntad a Dios se cumplirá la promesa: “Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia”. Juan 1:16. Cada revelación de la gracia de Cristo en nuestro favor es para nosotros. Debemos revelar su gracia en nuestras vidas, en pensamiento, palabra y hecho... Debemos representar la misericordia, el amor y el poder de Cristo, el poder que él nos ha dado... ELC 190.2
Si no fuera por el poder recibido mediante Cristo, no tendríamos fuerza. Pero Cristo tiene todo poder. “Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, ... y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”. Aquí está nuestro poder, nuestro consuelo. Por nosotros mismos no tenemos fuerza. Pero él dice: “Estoy con vosotros todos los días”, ayudándoos a cumplir con vuestros deberes, guiándoos, confortándoos, santificándoos y sosteniéndoos, dándoos éxito en hablar palabras que llamen la atención de otros hacia Cristo y despierten en sus mentes el deseo de entender la esperanza y el significado de la verdad, volviéndolos de las tinieblas a la luz y del poder del pecado a Dios. ELC 190.3
Es un pensamiento maravilloso el que el ser humano pueda hablar la palabra de Dios, en sencillas palabras de consuelo y ánimo. Dios usará los instrumentos más humildes para sembrar las semillas de la verdad, las cuales brotarán y darán fruto, porque aquellos en cuyo corazón fueron sembradas necesitaban ayuda—una palabra bondadosa, un pensamiento bondadoso, hechos efectivos por Aquel que dijo: “He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”.—Carta 329a, 1905. ELC 190.4