Y el efecto de la justicia será paz; y la labor de la justicia, reposo y seguridad para siempre. Isaías 32:17. ELC 189.1
Cristo será para su pueblo todo lo que estas palabras expresan si oye la invitación de ir a él. Será para ellos vida y poder, fuerza y eficiencia, sabiduría y santidad. Dios nos exhorta a vivir la vida de Cristo, a revelar su vida al mundo.—The Review and Herald, 24 de noviembre de 1904. ELC 189.2
Podemos, podemos revelar la semejanza de nuestro divino Señor. Podemos conocer la ciencia de la vida espiritual. Podemos honrar a nuestro Hacedor. Pero, ¿lo hacemos? Oh, ¡qué hermoso ejemplo tenemos en la vida que Cristo vivió en la tierra! Nos mostró lo que podemos realizar mediante la cooperación con la Divinidad. Debemos procurar la unión de la cual habla cuando dice: “Permaneced en mí, y yo en vosotros”. Juan 15:4. Esta unión es más profunda, más fuerte, más verdadera que cualquier otra unión, y es productora de todo bien. Los que así están unidos con el Salvador, están dirigidos por su voluntad y movidos por su amor a sufrir con los que sufren, a alegrarse con los que se alegran, a compadecerse de los débiles, afligidos o desamparados.—Ibid. ELC 189.3
Dondequiera que vaya diré a la gente que ensalce a Cristo. Él es siempre el mismo, ayer, y hoy, y por los siglos, siempre está tratando de hacernos bien, siempre animándonos y guiándonos, adelante paso a paso. Lo que es hoy—un fiel sumo sacerdote que siente el peso de nuestras debilidades—lo será mañana y para siempre. Es nuestro guía, nuestro maestro, nuestro consejero, nuestro amigo... Nos invita a morar con él. Cuando lo hacemos, ... toda fricción, todo mal genio, toda irritación cesarán... ELC 189.4
Yo sé que cuando le pido al Señor que sea mi ayudador, no me negará, porque es mi único deseo hacer su voluntad y glorificar su nombre... El Dios viviente será el gozo y el regocijo de mi alma.—The Review and Herald, 6 de octubre de 1904. ELC 189.5