Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra. Apocalipsis 3:10. ELC 350.1
Como nunca Satanás está ahora intensamente ocupado en jugar el juego de la vida por las almas; y a menos que estemos permanentemente en guardia, introducirá en nuestro corazón orgullo, amor al yo, amor al mundo y muchos otros malos rasgos. Empleará también todo recurso posible para desarraigar nuestra fe en Dios y en las verdades de su Palabra. Si no tenemos una experiencia profunda en las cosas de Dios, si no poseemos un conocimiento cabal de su Palabra, seremos engañados para nuestra ruina por los errores y sofisterías del enemigo. Las doctrinas falsas minarán los cimientos de los hombres, porque no han aprendido a discernir la verdad del error. Nuestra única salvaguardia contra las tretas de Satanás consiste en estudiar con diligencia las Escrituras, en tener una comprensión inteligente de las razones de nuestra fe y en cumplir con fidelidad todo deber conocido. La complacencia de un pecado conocido provocará debilidad y tinieblas, y nos someterá a violentas tentaciones... ELC 350.2
¿Ascienden nuestras súplicas a Dios con una fe viva? ¿Abrimos la puerta del corazón a Jesús y cerramos todos los conductos de entrada a Satanás? ¿Obtenemos diariamente una luz más clara y una mayor fortaleza a fin de poder permanecer en la justicia de Cristo? ¿Vaciamos nuestro corazón de todo egoísmo y lo purificamos, preparándolo para recibir la lluvia tardía del cielo? ... ELC 350.3
¿Cuál es la defensa del pueblo de Dios en este tiempo?—Una relación viviente con el Cielo. Si deseamos habitar seguros de la pestilencia malsana, si deseamos ser preservados de peligros visibles e invisibles, debemos ocultarnos en Dios; debemos asegurarnos el cuidado protector de Jesús y los santos ángeles.—The Review and Herald, 19 de noviembre de 1908. ELC 350.4