Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo. Colosenses 2:8. ELC 351.1
Necesitamos una firme confianza en Dios si deseamos ser guardados del poder de los elementos satánicos. Si nos mantenemos unidos a las enseñanzas de la Palabra, las verdades de esa Palabra serán nuestra salvaguardia, manteniéndonos a salvo de los errores de estos últimos días. Necesitamos la verdad. Necesitamos creer en ella. Sus principios se adaptan a todas las circunstancias de la vida. Preparan al alma para el deber, y la fortalecen para la prueba. Ostentan la marca de su divino Autor. Ejercen una influencia protectora sobre todos los que son puestos en contacto con ellos. ELC 351.2
La terquedad natural del corazón humano resiste la luz de la verdad. La orgullosa estima de su opinión conduce a la independencia de juicio y a la adhesión a las ideas y a la filosofía humanas. Algunos se hallan en constante peligro de abandonar la fe por un deseo de originalidad. Desean hallar alguna verdad nueva y extraña para presentar, tener un nuevo mensaje que dar al pueblo; pero tal deseo es una trampa del enemigo para cautivar la mente y apartarla de la verdad... El Señor desearía que los que comprenden las razones de su fe descansen en su confianza que aquello por lo cual han sido convencidos es la verdad, y que no se vuelvan de la fe por la presentación de sofisterías humanas... En estos últimos días necesitamos una fe grande y creciente. Necesitamos ser arraigados en la fe por un conocimiento y una sabiduría que no provenga de ninguna fuente humana, sino que se halla sólo en las riquezas de la sabiduría de Dios. Los que han aceptado la verdad del mensaje del tercer ángel se han de mantener firmes por la fe; y ésta los retendrá para que no sean llevados a las supersticiones y teorías que los separarían entre sí y de Dios.—The Review and Herald, 19 de agosto de 1909. ELC 351.3