Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad. 2 Timoteo 2:15. RJ 173.1
La Biblia es una guía en la orientación de los hijos. Si los padres lo desean, aquí pueden encontrar un curso señalado para la educación y preparación de sus hijos a fin de que no cometan desatinos... Cuando se sigue esta guía del viajero, los padres, en vez de conceder complacencia ilimitada a sus hijos, usarán con más frecuencia la vara de la corrección; en vez de estar ciegos a sus faltas, su temperamento perverso, y atentos únicamente a sus virtudes, tendrán un discernimiento claro y contemplarán esas cosas a la luz de la Biblia. Sabrán que deben encauzar a sus hijos por el camino correcto.—Conducción del Niño, 239, 240. RJ 173.2
La Palabra de Dios abunda en principios generales para la formación de hábitos correctos de vida, y los testimonios, generales y personales, han sido calculados para atraer su atención más especialmente a esos principios.—Joyas de los Testimonios 2:279. RJ 173.3
Para despertar y fortalecer el amor hacia el estudio de la Biblia, mucho depende del uso que se haga de la hora del culto. Las horas del culto matutino y del vespertino deberían ser las más dulces y útiles del día. Entiéndase que no deben interferir con esa hora pensamientos perturbadores y poco amables. Reúnanse los padres y los niños para encontrarse con Jesús, y para invitar a los santos ángeles a estar presentes en el hogar. Los cultos deberían ser breves y llenos de vida, adaptados a la ocasión, y variados. Todos deberían tomar parte en la lectura de la Biblia, y aprender y repetir a menudo la ley de Dios. Los niños tendrán más interés si a veces se les permite que escojan la lectura. Háganseles preguntas acerca de lo leído y permítaseles que también las hagan ellos. Menciónese cualquier cosa que sirva para ilustrar su significado. Si el culto no es demasiado largo, permítase que los pequeñuelos oren y se unan al canto, aunque se trate de una sola estrofa... RJ 173.4
Los padres deberían consagrar tiempo diariamente al estudio de la Biblia con sus hijos. Sin duda, se requerirá esfuerzo, reflexión y algún sacrificio para llevar a cabo esto, pero el esfuerzo será ricamente recompensado. RJ 173.5
Dios ordena a los padres, como preparación para enseñar sus preceptos, que los guarden en su corazón. “Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón—dice Jehová—; y las repetirás a tus hijos”. Deuteronomio 6:6, 7. Para interesar a nuestros niños en la Biblia, nosotros mismos debemos tener interés en ella. Para despertar en ellos el amor hacia su estudio, nosotros mismos debemos amarlo... Debemos obedecer todo lo que la Palabra de Dios manda. Podemos reclamar todas sus promesas.—La Educación, 186, 187, 189. RJ 173.6